jueves, 26 de julio de 2007

Salud pública


Continuamente aparecen en los medios de comunicación intervenciones de nuestra administración que encausa, juzga y condena a personas por cultivo y consumo de cannabis bajo el concepto de delitos contra la salud pública. Comoquiera que en esas actuaciones no hay constancia de actividad comercial (ya que el acusado declara que el ikebana cannabinero es para consumo propio) y que víctima y acusado son la misma persona (esto es, se le defiende de sí mismo), se me ocurre que la labor de jueces, fiscales y fuerzas y cuerpos de seguridad del estado dedicados a combatir este tipo de delitos, es cuando menos singular.

Y en estos días de fiestas, la comparación de este aspecto de la sanidad con la afición que se le tiene en la piel de toro a los encierros y a la suelta de vaquillas, aunque estrambótica, se me hace inevitable. Si de lo que estamos hablando es de seguridad y salud pública, no me cabe ninguna duda de que resultan muchísimo más peligrosos y empíricamente más traumáticos los festejos con animales que la ingestión de la planta en cualquiera de sus modalidades.

En base a nuestra libertad de conciencia y decisión, como personas adultas que somos, podemos meternos en una loca y multitudinaria carrera con unos morlacos de 600 kilos, de una fuerza y una velocidad inusitadas, arriesgándonos a ser pateados, aplastados, embestidos, atropellados o incluso empitonados (por una estaca que nada tiene que envidiar a la de Drácula, por el chirimbolo, como risueñamente canta la ciudadanía), pero no nos está permitido embriagarnos con un cigarrillo de hierba.

El fumador es tratado de delincuente, puede encabezar un bonito sumario con privilegiada visita a los calabozos y al Palacio de Justicia para finalmente dar con sus huesos en la cárcel (o como mínimo recibir una sanción administrativa), mientras que el corredor atropellado, al que no se le hacen controles de alcoholemia ni prueba de dopaje alguna, es considerado casi como un héroe por poner su vida en peligro (y en muchos casos la de los que le rodean), con una cobertura mediática digna del más edificante de los eventos. Y no sólo eso, ya que la estampida es organizada por las autoridades más solemnes, publicitada como atractivo turístico y goza de un efecto llamada que convierte el trayecto, durante el fin de semana de fiestas, en una arriesgada y a veces sangrienta marabunta.

Quiero insistir, de todas formas, que no me parecen mal este tipo de actividades, siempre que su asistencia sea voluntaria y carente de transacción económica alguna, pero creo que ése es el criterio que debía regir el uso del cáñamo.

Aunque pensándolo mejor no debería ciriquiar con este asunto, no vaya a ser que, lejos de levantar la prohibición al uso de la marihuana, proscriban el encierro. Y entonces si que me apedrean. Y con razón.

En Pamplona/Iruña a 26 de julio de 2007
Juanito Monsergas

miércoles, 25 de julio de 2007

El rey debe morir


La caricatura de los príncipes aparecida en la portada de un semanario satírico en actitud indecorosa (?), ha provocado la intervención de la Fiscalía que ha instado al juez del Olmo a secuestrar los ejemplares e incoar expediente sancionador a revista y dibujantes. Pero semejante medida, lejos de conseguir silenciar el chiste, lo ha divulgado hasta convertirlo en chanza de dominio público.

Últimamente, las monarquías han ido perdiendo poder y su papel parece reducido a un testimonial reinar sin gobernar. La admiración popular que desatan no pasa de la que pueda tener una folclórica enganchada a cualquier plató de algarabía rosa o al del cantantillo promocionado desde algún concurso televisivo de tres al cuarto. Es como si estuvieran jubilados.

La grandeza de su trono, antaño identificada con la encarnación de dios y por tanto con derecho a disponer de cosas y personas a su albedrío y antojo, se ve a día de hoy reducida a un mero alborozo de ociosos desocupados, que les jalean como a cualquier mortal de efímera fama.

Se ha perdido toda pompa y boato con que eran investidos en las celebraciones más relumbrantes y majestuosas.

Quizá habría que devolverle a la realeza su carácter primigenio, de cuando los reyes (imbuídos todavía de su impronta sacerdotal) debían defender su cargo en el bosque de Nemi, antes de que otro pretendiente más joven, más vigoroso o más hábil le arrebatara el título por la fuerza de la espada.

O en el más sublime de los sacrificios, cuando eran condenados a muerte a la terminación de un plazo determinado o los elementos jugaban una mala pasada a las cosechas, rebaños y personas, indicando la quiebra de sus poderes naturales.

Con posterioridad, engañando a la liturgia y en aras de perpetuar su estirpe, introdujeron la impronta dinástica, sustrayéndole el carácter divino que había tenido hasta entonces. Primero buscaron un chivo expiatorio que ocupara su sitio en el altar (un prisionero, el tonto de la tribu o alguien con intereses contrapuestos) y con el paso del tiempo, un animal cuya sangre vertida sirviera para renovar el pacto de sumisión, aplacase la ira divina por nuestras imperfecciones y permitiera a la vida seguir ofreciendo sus frutos.

O quizá lo mejor sería actualizar de una vez por toda nuestras instituciones sociales y enterrarlos definitivamente en el baúl de la historia.

Y boca abajo, por si escarban.

En Pamplona/Iruña a 24 de julio de 2007
Juanito Monsergas

jueves, 19 de julio de 2007

Sin fundamento


No dejan de sorprendernos las primeras espadas del socialismo navarro en este alambicado laberinto en que han convertido la plasmación de nuestra voluntad electoral en la configuración del gobierno autónomo.

Cuesta creer que haya sido Ferraz la que ha malogrado la posibilidad de entendimiento con el resto (?) de la izquierda de esta tierra para llevar a efecto el tan cacareado cambio de gobierno (ya que en otras autonomías gobiernan con los independentistas tan ricamente).

Más parece que hayan pesado los escrúpulos de los gerifaltes del Pº de Sarasate los que han hecho una propuesta que sabían inaceptable, sobre todo después de haberle regalado la alcaldía a UPN. Por lo visto pesa más la etiqueta nacionalista (por mucha condena de la violencia que se haga) que las políticas sociales que se puedan conformar.

Sin entrar a valorar la idea que tiene cada uno de lo que significa ser nacionalista (español o vasco) me llama la atención la propuesta que tras tantas idas, venidas y sesudas reuniones, ha llevado al zascandilero PSN a ofrecer, como última propuesta de su tortuoso discurrir, un gobierno de "convivencia".

Mejor debería de decir de connivencia (con la derecha, claro) o de conveniencia, para dejar a la segunda fuerza más votada fuera del gobierno (¡Eso es integración y lo demás son tonterías!). O si me apuran de convalecencia, tras la cansina martingala que hemos soportado, sobre la venta de la comunidad floral o la voluntad de los navarros y navarras. Aunque sea podían plantear un gobierno de concupiscencia, a ver si así se alegraba un poco esta tierra beata y mojigata.

De cualquier manera y como buen navarro que soy, quisiera contribuir en la medida de mis posibilidades, proponiendo un gobierno de alternancia. Así los lunes, miércoles y viernes gobernarían unos y martes, jueves y sábados los otros. Y los domingos descansábamos todos.

En Pamplona/Iruña a 19 de julio de 2007

Camarada: Juanito Monsergas

miércoles, 18 de julio de 2007

Educación para la ciudadanía


La jerarquía eclesiástica está que trina. Eso de querer imponer a nuestros vástagos valores democráticos y constitucionales como la igualdad, la tolerancia, el respeto mutuo o el civismo a través de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, es un ataque intolerable a la libertad de conciencia y a la moralidad social. Una ingerencia inadmisible.

¡Hasta ahí podíamos llegar!¿Qué quieren enseñarles a nuestros hijos e hijas? ¿Que se pueden amancebar las personas libremente? ¿Que puede haber uniones contra natura, sodomizadas y lesbianizadas por el mero capricho de desearlo? ¿Que podemos dar rienda suelta a nuestras apetencias sin sentirnos culpables? ¿Que van a poder abortar los pobres en la seguridad social (que nosotros ya buscaremos clínicas discretas donde no se entere nadie que la niña ha perdido su flor)?

¿Qué historia les quieren contar? ¿La de los huesos de Laetoli o Atapuerca en vez de las sacrosantas reliquias de nuestros santos y santas incorruptas, licuadas y bendecidas? ¿Acaso valen lo mismo nuestros gloriosos muertos por la Cruzada que los harapientos rojos que defendieron a la infausta República, cuna del ateísmo y la anarquía?

La culpa de todo la tiene esta maldita democracia, que valora por igual el voto de una persona de bien, cumplidora con la moral (cristiana), que educa a sus hijos como dios manda, con categoría, clase social y un pasado noble y preeminente, que el sufragio de cualquier mindundi que no tiene donde caerse muerto y al que encima le estamos proporcionando la manera de ganarse la vida gracias a nuestras empresas. ¡Qué injusticia! Hasta que no acabemos con esa malsana igualdad todo andará manga por hombro.

Ya sólo faltaba que nuestros candorosos retoños tuvieran que compartir aula con los desarrapados hijos de los emigrantes. El colmo, vamos.

Porque a fin de cuentas ¿Quien es el estado para inculcar valores sociales a nuestros pequeños, mas que un ente establecido sobre la decisión soberana de la población para proteger y regir nuestras vidas?

En Pamplona/Iruña a 18 de julio de 2007

Airadamente: Juanito Monsergas

Pías vacaciones

Me ha llenado de júbilo la última comunicación de nuestro dilecto arzobispo pamplonés en la que nos comunicaba que se iba de vacaciones y nos regalaba unos buenos consejos para disfrutarlas adecuadamente, en provechoso espíritu cristiano. A juzgar por el medio utilizado por su eminencia (la prensa diaria), entiendo que las recomendaciones nos las dirige tanto a creyentes como a infieles y es por ello que deseo contestarle tan cortésmente desde mi condición de ésto último.

No me cabe duda de que se ha ganado el asueto veraniego y si por mi fuera estaría encantado de que, en vez de las preceptivas dos o tres semanas que estará fuera de la ciudad, pudiera ampliarlo sine die. Tenemos tantas cosas que agradecerle...

Como no pude estar en el acto de desagravio que organizó el domingo 15 de julio, quiero, por la presente, reconocerle su contribución y, si bien estoy seguro que su intención al hacer el recorrido descalzo, hubiera sido caminar sobre los innumerables cristales que pueblan nuestras calles después de las fiestas, la impecable limpieza que precedió a acto tan piadoso, seguro que fue para evitar trabajo a los servicios sanitarios de la ciudad y no por despreciar un acto tan mortificante y de tanta espiritualidad. Los navarros de bien perdimos una inmejorable oportunidad de iluminarnos con su ejemplo que, a buen seguro, hubiéramos seguido gustosos.

Y pensando en su eminencia, me ha venido a la mente el consejo que nos daba para estos días el cura de religión mientras se olía los dedos que poco antes habían sobado el culo del pelota de la clase al que por c o por b siempre llamaba a su lado cuando los demás estábamos enfrascados con la doctrina religiosa: disfrutad del verano, niños, pero tened cuidado con las chicas, que en época estival, enseñan sus vergüenzas y os seducen (como Eva incitó a Adán) con los pecaminosos halagos de la carne. El diablo ronda a las féminas y en estos días en que vais ligeritos de ropa, se cuela por ríos y piscinas, para tentaros en la concupiscente obscenidad de los cuerpos mojados por la lascivia y el caprichoso goce de la maliciosa entrepierna.

Cuídese eminencia y le deseo tanta satisfacción y tranquilidad como la que nos ha proporcionado a tantos y tantas navarras con su elocuente verbo y su preclaro mensaje.

Desde Sodoma y Pamplona a 18 de julio de 2007

Juanito Monsergas

martes, 17 de julio de 2007

¡Oiga, mire!


¡Oiga, mire! Le ofrezco, por el insignificante coste de darme su voto, la maquinilla que rasura y, amén de tomarle el pelo, corta las patillas y afeita las uñas. Una maravilla del progreso tecnoilógico de innovador diseño. Con su selector multiopinión de última degeneración, avanzada manufactura estólida y uso sofisticado a la par que sencillo.
El prospecto lo explica mejor que yo.

Y además, en el mismo lote y sin un sólo céntimo adicional, le pongo un peine multiusos de eficacia probada, muy útil en desplazamientos y ceremonias civiles y religiosas. Olvídese de lo que vale un peine y disfrute de esta ganga fabricada con el sello inconfundible de los despachos más elitistas de Ferraz.

¡Oiga, mire! También le incluyo en esta oferta de lanzamiento exclusiva de estas ferias y fiestas de San Fiemín, este bonito reclamo para incautos, TUUUUU TUUUUU (regocijo de grandes y pequeños), para marear la perdiz... y a quien se le ponga por delante.

Pero no se crean que esto acaba aquí: en un gesto de espléndida generosidad, le regalo también el polígrafo de siete colores, para que compruebe lo mucho que puede mentir sin ruborizarse, la chochona parlante que donde dijo digo dice don Diego, la cartera en piel de lagarterana, con un sinfín de departamentos donde guardar las promesas electorales, un folclórico abanico, diseñado con un exótico camaleón, para refrescarse de los reproches de la ciudadanía y los votantes descontentos sin cambiar de colores.

Y por último, aunque no por ello de menor valía que el resto de los utensilios, ¡La gaita navarra! Imprescindible en todo hogar foral, de tabarra asegurada y veracidad exigua.

¡Señora! ¡Caballero! No dejen pasar esta increíble promoción de estos útiles cachibaches de incuestionable valía, que le proporcionarán una existencia más diáfana y placentera.

¡Por el irrisorio montante de un sufragio, oiga! ¡La oferta del siglo! Aquí no hay trampa ni cartón y es tan barato como una simple decepción.

A ver, el señor mayor del fondo quiere uno, otro para la señora del pelo azul, otro más para el caballero de la derecha... Rápido señoras y señores ¡Qué se agotan! (Niño, échate p'atrás que me pisas los cartones...)

En Pamplona/Iruña el 17 de julio de 2007
Juanito Monsergas