viernes, 29 de mayo de 2009

LEY Y DESORDEN


Se suele ver con injustificada aquiescencia los alborotos causados por hinchas y aficionados al balompié que, cual horda salvaje, alteran la paz ciudadana, practicando desmanes, destrozando el mobiliario urbano y desarrollando actitudes violentas de forma gratuita.

Y no digamos cuando, irremisiblemente, un equipo se declara vencedor: sus seguidores organizan tal follón que precisa la intervención de la fuerza pública para refrenar... ¡su alegría!. Aun si perdiesen se entendería tamaña brutalidad, pero ganando...

Ya que estamos en época electoral, otorgaré mi voto a quien, aplicando la legislación vigente, haga respetar las normas de circulación y aparcamiento en los alrededores de los campos de fútbol, establezca las sanciones pertinentes por comportamientos delictivos en los estadios (incluidos los autores intelectuales, por llamarles de algún modo) y aplique las medidas adecuadas para que no se altere la tranquilidad ciudadana y la normal convivencia social cada vez que a los forofos les da por celebrar algo.

Los sinvergüenzas se forran, los paraísos fiscales se saltan las leyes que les da la gana, las empresas echan a sus obreros a la calle y el planeta enferma ahogado en su propia mierda, pero podemos estar contentos porque una cuadrilla de millonarios en ropa interior ha hecho pasar una pelota bajo un larguero... ¡dos veces!

Suyo afectadísimo: Juanito Monsergas

martes, 26 de mayo de 2009

DACIÓN


Término jurídico por el que el deudor ofrece un bien a un acreedor para saldar una deuda. En la actualidad, los bancos proponen esta figura a los que no pueden pagar su hipoteca, aunque convendría señalar que la tasación para la dación es bastante inferior a la hipotecaria (como una tercera parte menos).

Al no alcanzar el valor de la deuda (que en algunos casos llegaba al 100% del valor del inmueble adquirido), hay que suscribir un préstamo personal por la diferencia entre lo que le dijeron que valía el piso cuando lo compró y lo que le dicen que vale ahora que se lo quitan. Se queda sin piso pero con un bonito préstamo.

De esa manera el banco no pierde ni en lejía pues, además del reajuste del precio del piso, consigue sacar la deuda de morosidad, mejorando balance y ratio de solvencia. De esa manera retrasan el impago y el que venga detrás que arree. Además, la mayoría de los afectados acabarán pagando (ellos, sus familiares o los avalistas, que los pobres pagan siempre) y entre comisiones, intereses, descubiertos, etc. la deuda sin cobrar será una minucia.

No me extraña que algunos banqueros digan, dándole la vuelta al argumento, que la crisis es momento de oportunidades. Hay quien le saca dinero a las piedras... ¡y no digamos al ladrillo!.

Suyo, afectadísimo
Juanito Monsergas