viernes, 12 de marzo de 2010

DAR FE


Fe (pública): Autoridad legítima atribuida a notarios, escribanos, ..., para que los documentos que autorizan en debida forma sean considerados como auténticos y lo contenido en ellos sea tenido por verdadero mientras no se haga prueba en contrario.

Pues bien, yo afirmo que la gran mayoría de documentos rubricados por los fedatarios públicos son falsos: por todos es sabido que los pagos entre comprador y vendedor, al margen de lo escriturado en el documento público (lo que se conoce como dinero B), ha sido desde hace muchos años y es, todavía en la actualidad, práctica habitual.

De sobra conocían los ilustres escribanos las transacciones que se hacían en las escaleras de acceso a sus solemnes despachos, por lo que no tuvieron más remedio que ceder la sala de firmas, ausentándose discretamente... “por si ustedes tienen algún asunto que arreglar” para permitir que se hicieran los pagos al margen de lo declarado. Tampoco creo que se les deba exigir a los notarios constituirse en denunciantes e inspectores de una situación que, a ojos vista, les supera sobradamente. ¿Entonces?

El Ministerio de Hacienda intuye que cerca de 240.000 millones escapan al fisco. Al margen de otras actuaciones que pudieran acrecentar la eficacia recaudadora (SICAV, paraísos fiscales, ingenierías financieras cuasi -y no tan cuasi- delictivas, etc), se me ocurre que tanto el Estado como las Comunidades Autónomas podrían ejercer el derecho de tanteo y retracto en las compraventas de inmuebles.

Bastaría con que funcionarios debidamente acreditados se personasen a la firma de la transmisión y se quedasen el bien por el precio escriturado para que, o el vendedor se quedase sin su porción de dinero negro, o el comprador viese esfumarse lo pagado bajo manga. Con media docena de casos en las principales ciudades les aseguro que nadie se arriesgaría a escamotear un euro en estas transacciones.

Sería una buena medida para que la ciudadanía recuperásemos la fe en nuestras instituciones.

Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas

BUFÓN Y REY_NCIDENTE

(Contra réplica a la réplica publicada en Diario de Noticias de Navarra el 12/03/2010 bajo el título: Esclavos, siervos, vasallos, lacayos y un bufón)

Estimado señor patriota:
para serle sincero, me es completamente indiferente ser esclavo, siervo o vasallo de la monarquía parlamentaria española, de la república jacobina francesa o de la mentecata, aldeana y cazurra casa real navarra.

Agradezco su interés por instruirme en las diferencias existentes entre los distintos estamentos medievales de la sociedad feudal, en la que algunos creen seguir viviendo a pesar de la Ilustración, la revolución industrial, los avances científicos o la globalización. De cualquier manera creo que, antes de acabar el presente escrito, mi atareada neurona habrá olvidado enseñanza tan provechosa. No obstante, le doy tanta importancia a mi condición de súbdito como a la credibilidad que me suscitan los monarcas jurando los Principios del Movimiento Nacional o los presidentes de la República prometiendo el bienestar del pueblo.

En cuanto a sus dudas sobre donde encasillarme, le aseguro que puede usted hacerlo en cualquiera de las categorías de su réplica o en todas ellas, seguro como estoy de que tal calificación no cambiará un ápice mis miserias. De cualquier forma, intentaré averiguar quién es mi amo (¡retruécanos! No escuchaba tamaño epíteto desde que en Pamplona circulaban los coches de punto...) para pedirle que se haga cargo de mi hipoteca y manutención.

Aún a riesgo de que mi literario atrevimiento me conduzca a expiar pena en el cepo de la plaza pública, seguiré considerando que mi patria es el mundo y mi familia la humanidad , a pesar de que algunos de mis congéneres alberguen ideas tan trasnochadas, retrógradas e irracionales como las que usted ha expuesto.

Dando por exprimida la dialéctica que ha propiciado este insulso cruce epistolar, le ruego sepa disculpar la vulgaridad de mis argumentos y, acreditada mi condición innoble, mi ausencia en justa, torneo o juicio de dios que lave su honor , pudiendo acudir, para higienizar la afrenta, al jaboncillo.

Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas

miércoles, 10 de marzo de 2010

CON FALDAS Y A LO LOCO


Se suceden en la prensa las noticias respecto a los abusos del clero católico sobre los niños en todo el mundo: EEUU, Australia, Irlanda, Reino Unido, Holanda, Francia, Alemania... ¿y en España?

Los que estudiamos en colegios de curas o acudíamos a confesar nuestros pecados a los confesionarios de “la reserva espiritual de occidente”, recordamos sin ningún esfuerzo a aquellos pederastas ensotanados a los que se les iba la mano con demasiada facilidad hacia nuestra entrepierna y manoseaban sin reparos el trasero de monaguillos e infantes.

En aquella totalitaria sociedad nacional católica que nos tocó padecer, nadie se planteaba enfrentarse a ellos y mucho menos denunciarlos. Era del dominio público la existencia de un más que significativo porcentaje de abusadores de niños entre los miembros de la iglesia católica, pero a nadie pareció importar.

Ahora, algunas vejaciones salen a la luz y su jerarquía, hipócrita y fingida, pretende lavarse la cara con falsos arrepentimientos y disculpas que llegan demasiado tarde para ser creíbles.

Se niegan a sí mismos una vida sexual sana y natural, contribuyendo con su caduca e irracional doctrina a fabricar y albergar los individuos más monstruosos, repugnantes y sádicos que ha producido el género humano. A pesar de todo, pretenden imponer a la sociedad normas morales y lecciones de cómo debemos vivir nuestra sexualidad. ¿Cabe soberbia más errática?

Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas

sábado, 6 de marzo de 2010

PRESENTE Y FUTURO PLUSCUAMPERFECTO


Leo con estupor la colaboración publicada en su periódico el 2/03/2010 bajo el título: Presente y futuro. Descendiente directo de una larga estirpe de súbditos y plebeyos e ignorante de los vericuetos y ramificaciones de la nobleza navarra, no he podido por menos que sorprenderme ante el descubrimiento de ser vasallo del tal personaje Blas de Beaumont que, según afirma el autor del artículo mencionado, es un dechado de virtudes y regente de esta tierra y de quienes la habitamos.

Según asegura el preclaro patriota, las gestiones del regio soberano desencadenarán un proceso constituyente que descolonizará nuestras mentes, nos hará más personas, nos descontaminará de la política española y francesa y nos elevará al más alto grado de prosperidad, convirtiéndonos en un estado honrado, ejemplar, verdaderamente democrático, donde todos los habitantes seremos iguales sin importar sexo, ideología, religión, lugar de nacimiento o domicilio.

Con perspectiva tan prometedora y excelente, cuesta creer que podamos poner en duda la bondad del proyecto, ni dudar que nuestro futuro e idílico estado se va a diferenciar de las mezquinas, felones, malvadas y miserables estructuras que nos rodean.

Para un obtuso siervo como yo, incapaz de comprender los altruistas designios del monarca navarro (o de cualquier monarca, para ser más exactos) y sus secuaces, encadenado a los indignos menesteres de buscarme el condumio diario y afanarme en despreciables e insulsos entretenimientos, la magnificencia de metas tan eminentes me suena a cuento de hadas, donde majestuosos y excelsos personajes, rodeados de bellas damiselas y nobles caballeros, alcanzan las aspiraciones más sublimes, venciendo con la espada de sus preclaros ideales la ruindad del egoísmo, la mezquindad de la avaricia, la funesta estulticia y las no pocas miserias que acompañan al ser humano.

Lástima que, acabada la fábula y comidas las perdices (quien se las coma), las almenas se desmoronen, las nobles gestas siembren de cadáveres los verdes prados, la gota ataque a los hidalgos, el hambre y el barro entierren a los gentiles, las princesas nos salgan ranas y los reyes sapos.

Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas