martes, 27 de abril de 2010

BANCA CÍNICA


Hay dos aspectos que creo que el esclarecedor artículo del sr. Longás “Banca Cívica...” de 24/04/2010 en D. de N. ha olvidado mencionar.

Uno es el importante desembolso efectuado por Caja Navarra en el cambio de imagen corporativa y remodelación de todas las oficinas de la red que, bien con la Banca Cívica, bien con las fusiones que a buen seguro se producirán a corto o medio plazo, se cambiará. ¿Hacía falta semejante derroche para algo que no va a durar?

El segundo y más importante es la expansión acometida por el actual equipo directivo y que ha empujado a Caja Navarra a abrir 150 oficinas en distintas comunidades autónomas. Pretender competir con las cajas autóctonas conlleva tirar los precios y coger los clientes que no quiere nadie. ¿Qué tasa de morosidad tienen las oficinas de la expansión? ¿Y su volumen de negocio? ¿No ha sido una decisión desafortunada hacer tan gigantesca expansión (de una caja de una comunidad uniprovincial de medio millón de habitantes, no lo olvidemos) justo antes de la debacle financiera? ¿Nadie se considera responsable de esto?

La fusión que se plantea ahora no es sino la privatización de la caja para poder financiarse con cuotas participativas y la antesala de fusiones más profundas que diluirán por completo el buque insignia de la comunidad. Pero eso si: con cajas más pequeñas para poder copar las mejores poltronas.

Más tarde, cuando llegue la verdadera reestructuración que necesitan las cajas, nuestros iluminados directivos se retirarán con sus suculentos contratos blindados hacia consejos de administración bien remunerados donde poder seguir ilustrando con su rentable sabiduría. Aunque de momento, los más de mil setecientos euros que se lleva cada consejero por sesión no están nada mal.

Si como dice la ministra de Economía ésta es una fusión modélica, quizá sea momento de revisar las leyes de la gravedad y replantearse que no son los objetos los que caen sino la tierra la que se eleva. ¿Banca cínica ha dicho usted?

Suyo afectadísimo: Juanito Monsergas

(http://www.noticiasdenavarra.com/2010/04/24/opinion/tribuna-abierta/banca-civica-operacion-incivica)

domingo, 4 de abril de 2010

LULÚ


Lulú es el nombre con el que la empresa de diseño alemana Dornbracht ha comercializado su exclusiva escobilla para el retrete vendida en el mercado al módico precio de 375 euros y que la familia Dejau Mematas posee en su palacete mallorquí. Apenas lo que cuesta una cena, al decir del presidente del gobierno navarro a raíz de las ayudas a los parados que promoviera Zapatero.

Claro que, si tras una pitanza de esa envergadura uno tiene que aliviar la andorga acuciado por el lógico devenir de la naturaleza, no vaya usted a comparar la satisfacción que otorga depurar el inodoro con una Lulú a hacerlo con el cachivache de 3 euros que utilizamos la mayoría de los mortales.

Esos son los pequeños detalles que llenan de orgullo a la excelsa clase dirigente siempre a la vanguardia de los progresos que permiten avanzar a la humanidad.

Aunque haya algún descreído que afirme que:
Caga el rey y caga el cura,
caga el noble y el villano,
igualando a los humanos
lo que les sale del ano,
sea blanda o sea dura.
está claro que hasta en las boñigas hay clases y no pueden ser tratadas por igual.

Las dignas heces de las ilustres familias que rigen los destinos de la plebe no pueden ser manejadas como las de cualquier vil plebeyo y han de ser administradas con dignidad y merecimiento. A pesar de lo que afirma el maestro Colombini: "¿La escobilla del váter? Vaya invento de mierda... ¡Con lo que duele!"

Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas

sábado, 3 de abril de 2010

INGRATITUD Y CANONIZACIÓN


Hay que ver qué desagradecida es la carrera del político. Tras una vida entregada al partido, repartiendo favores a troche y moche, consiguiendo unos éxitos que, hasta hace nada, eran paradigma y ejemplo de lo bien que se pueden hacer las cosas y modelo de estadista, los ingratos compañeros de filas le dan la espalda negando su camaradería así cante el gallo ochenta veces. ¡Con lo que habrá hecho el señor Matas por su comunidad!

Estoy seguro de que, con el tiempo, el asunto queda en agua de borrajas y el honorable administrador de la cosa pública puede retornar a sus quehaceres y economías que con tanto primor maneja. Creo que ha demostrado fehacientemente su habilidad para redimensionar los costes públicos, destreza en el manejo de los fondos públicos y capacidad para gestionar el patrimonio. Ha conseguido, sacando tan sólo 450 euros de su cuenta corriente vivir dignamente un quinquenio, comprarse un palacete que valía casi el triple gracias a su arte negociador, disfrutar de un piso de lujo en Madrid cedido por un buen amigo, pasar unas bucólicas estancias en el chalecito de su madre, y reflotar la economía de muchos paisanos, joyerías, galerías de arte y boutiques de lujo incluidas.

No sé en qué está pensando Ratzinger Z para colocar a este prohombre en el lugar que le corresponde. Por milagros menos prodigiosos muchos otros han sido ya canonizados.

Suyo afectadísimo: Juanito Monsergas

VIERNES DE PASIÓN


El pasado Viernes 2 de abril, a eso de las siete y media de la tarde, salí de casa con la sana intención de ir al cine. En cuanto traspasé el portal, me vi rodeado de una muchedumbre ociosa que me impedía el más mínimo desplazamiento. El motivo de la presencia de aquella impenetrable y apretujada marea humana parecía ser una manifestación religiosa de estética kukuxklaniana y cerúlea pasión.

Con paciencia y educación pretendí atravesar la muralla homínida que se interponía entre mi morada y cualquier destino. Tras un esforzado periplo de asfixiantes apreturas y opresivos estrujamientos, no exento de imprecaciones y quejas de los allí congregados, conseguí llegar a la mitad de la calzada, donde transcurría el desfile.

Ante la disyuntiva de acompañar a la carnavalesca comitiva para buscar un coladero que a todas luces se presumía inexistente, decidí acometer la heroica proeza de atravesar el segundo flanco atiborrado de gente, encontrándome con furiosas figuras que, recriminando mi actitud, impedían el más mínimo tránsito para salir de aquella sofocante inmovilidad.

“Por aquí no puede pasar” me espetó un piadoso espectador con cara de pocos amigos. “Ahí más adelante hay una bicicleta. Vete por ahí” (???) me ladró una diminuta y rechoncha observadora con la lógica aplastante de una hiena esquizofrénica y la estática inmovilidad de un Panzer de la segunda guerra mundial. En vano fueron mis protestas aduciendo que vivía allí y tenía derecho a salir de mi casa cuando lo creyera oportuno. “Pues salga antes de las cinco, que yo llevo aquí desde esa hora” me reprochó otro pío devoto, afianzándose más en su rígida postura.

Vista la caritativa y candorosa comprensión de los allí congregados, intenté sortear el infranqueable dique a lo largo del recorrido hasta que, soportando una vez más improperios e insultos, conseguí escabullirme de aquella sofocante turba.

Ni que decir tiene que, tras ver la película y volver a mi domicilio, todavía seguía la circense marcha guarecida por un nutrido grupo de asistentes (no tan numeroso como dos horas antes pero aún contundente) que tuve que sortear hasta poder llegar a mi hogar.

Por lo visto la función duró hasta la una de la madrugada con sus idas, venidas, cánticos y solemnes marchas orquestales, a las que siguieron las ruidosas máquinas limpiadoras que, vana porfía, intentaban limpiar de cera el pavimento manchado por los penitentes, ajenos a la modernidad y que año tras año dejan las calles hechas un cristo (con perdón).

No estaría de más que este Estado laico y equitativo dispusiera de un servicio de orden, lo mismo que exige a otras manifestaciones sociales que ocupan la vía pública, para que los vecinos y transeúntes (que pagamos nuestros impuestos religiosamente y nunca mejor dicho) no tuviéramos que pasar este vía crucis todas las semanas santas.

Suyo afectadísimo: Juanito Monsergas