jueves, 27 de diciembre de 2018

TESTAMENTO MORTAL (O qué hacer conmigo si me muero mal)


Hay algo peor que la muerte y es morirse mal. Hacerlo de forma defectuosa y no acabar de fenecer. ¡Cuánto sufrimiento rodea a aquellas personas que se van sin acabar de irse! Cuerpos agónicos carentes de personalidad que mal mueren sin remisión. Personas que han perdido su identidad y su memoria forjadas en experiencias, momentos y situaciones que, bien un fulminante ictus o una demencia paulatina, han provocado una muerte parcial y dilatada. Cáscaras vacías con un cuerpo que a duras penas agoniza o donde el recuerdo, la voluntad y la comunicación han desaparecido. Seres queridos convertidos en extraños que sufren y nos hacen sufrir. Organismos  agónicos de mente angustiosamente lúcida. Realidades cotidianas que suponen un gran esfuerzo de profesionales, familia y allegados de las personas afectadas por estas circunstancias, que son muchas.

No sé desde cuando hemos perdido el poder de decidir sobre nuestra vida y por tanto sobre nuestra muerte. Quién se arrogó el derecho de hacernos vivir contra nuestra voluntad e incluso obligarnos a prolongar una agonía sin sentido, una existencia huera y dolorosa dentro de un envoltorio vacío ajeno al mundo que nos rodea. La mayoría de las plazas de residencias y geriátricos son de grandes dependientes y hay muchas familias desbordadas por una existencia inane que las devora. Almacenes residuales de pena y desconsuelo no exentos de cuantiosas plusvalías. ¿Qué sentido tiene alargar la agonía? ¿Acaso cumplir con una moralina religiosa falsa y constreñida que ha empapado de superstición e irracionalidad nuestras leyes y costumbres?. ¿Un dogma cruel y sin sentido que prefiere vernos sufrir antes que rectificar su despótica intransigencia?. ¿Qué dios es ése que permite tanta iniquidad?.

Pero lo que a mi entender resulta inaceptable, al margen del mayor o menor padecimiento que el final de la vida nos depare, es que nos obliguen a vivir contra nuestra voluntad. Que no tengamos, entre los derechos fundamentales que nos corresponden como seres humanos, el de poder decidir en qué casos no queremos seguir viviendo o cuando reclamamos ayuda para morir dignamente. Reivindico la legitimidad de que no se nos maltrate, de que, habiendo medios, no se nos haga sufrir gratuitamente y, por encima de todo, exijo el derecho a disponer como acabar mis días. Nadie tiene derecho a hacernos vivir una existencia indeseada.

Reitero pues, en el presente escrito, mi firme voluntad de elegir el momento de mi muerte y, si las circunstancias me lo impidieran por carecer de voluntad, consciencia o facultad decisoria, siendo patente mi carencia de autonomía, inteligencia y posibilidad de comunicación, se me faciliten los medios necesarios para que la persona o personas por mí designadas sean portavoces de mi decisión ante los facultativos que me puedan ayudar a morir. Me niego a que mi cuerpo siga con vida una vez que mi personalidad, mi mente y mi identidad se hayan esfumado y yo me haya convertido en un ser ajeno a aquel que fui.

Nada hay tan natural como el morir y no puede entenderse la vida sin la muerte. Aceptarla es aceptar la vida y reconciliarse con uno mismo. Por eso quien niega la muerte está negando también la propia existencia, la humanidad, a sí mismo y a los demás. Porque, como decía Mark Twain, el miedo a la muerte es el resultado de tenerle miedo a la vida.

Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas

lunes, 1 de octubre de 2018

LO NORMAL


Dice el ilustre letrado José Antonio Asiáin, refiriéndose a la evanescencia de la caja de ahorros navarra, que su desaparición y posterior absorción por La Caixa en realidad fue “una transformación” y “debe ser visto como algo normal”. Hombre, normal, normal... perder mil millones de euros en menos de dos años, así a simple vista, lo que se dice normal no parece. Más parece un reto.

También ha hablado de la “grisácea” gestión de Lorenzo Riezu, avalada por un informe del Banco de España (el mismo que no vio la pérdida patrimonial de CAN en años posteriores, ni se dio cuenta de que el precio de la vivienda se duplicaba cada cinco años y de que el plazo de las hipotecas crecía hasta más allá de los cuarenta años de vida laboral de cualquier currela...) y comentada y difundida por la plana mayor de UPN, a quienes ni gustaba ni seguía sus dictados. A la prudencia, algunos advenedizos con ínfulas de Gary Cooper, la llaman “aburrimiento”. Él dice que “uno puede tener el colesterol bajo y no haberse tomado nunca un pintxo de txistorra. El objetivo es vivir”. Si hay riesgo de ictus mejor es olvidarse de la txistorra, por mucho que une le tenga devoción, si no se le quiere joder la vida a la familia, quedándose como un vegetal.

Lo que parece que el ínclito picapleitos no ha podido negar, es que la entidad ya entró en pérdidas en el año 2008, a pesar del maquillaje del balance anual que hizo el equipo que dirigía la entidad en ese tiempo. Tres años antes Enrique Goñi llevó a los ayuntamientos de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona un proyecto para construir los servicios centrales de la CAN en el alto de San Cristobal, vender un montón de metros de oficinas adláteres a “nosesabebienquién”y plantar un funicular desde la punta del monte hasta el centro de la ciudad. Bello proyecto, entre otras “imaginerías”, del atrevido timonel del buque insignia de la economía navarra que, afortunadamente, no vio la luz.

Afirma el pretigioso abogado, después de reconocer que el anterior director de CAN, Lorenzo Riezu, le pasara un informe en 2010 de la deriva ruinosa de la CAN, que “con información de hoy, me atrevo a acertar la quiniela la semana pasada”. No hace falta ser Paul Krugman para predecir que, una caja de ahorros de una autonomía uniprovincial de medio millón de habitantes, no puede intentar hacerse con el mercado financiero español, ni mucho menos pretender conquistar EEUU con su atrevida, irreal y peligrosa campaña del “Tú eliges, tú decides”. Y menos comprando un montón de oficinas (otras tantas como las que ya tenía) a precios exorbitantes justo antes de estallar la burbuja inmobiliaria, para acabar malvendiendo las nuevas y las viejas poco después. Esa burbuja inmobiliaria que muchos no quisieron ver gracias a las primas, incentivos y comisiones que se llevaban.

Tampoco parece recordar el docto letrado el asunto de la Autovía del Camino, adjudicada a empresas lideradas por la caja, que vendieron con beneficios y nos dejaron un oneroso peaje en la sombra que todavía seguimos pagando. Con la Autovía del Pirineo idem de lienzo y el Convento de las Salesas (proyecto de centro cultural envidia del mundo mundial) fue emplumado a la Mancomunidad que lleva más de diez años sin saber qué hacer ahí y a quién vender la mitad o todo.

Estoy seguro que nadie pagará por los errores cometidos en la gestión de CAN entre 2001 y 2012 pero lo menos que podían hacer, aquellos que supieron buscarse un hueco en Criteria o en otro despacho de Caixabank y no acabaron en un ERE o trasladados a muchos kilómetros para poder tener un trabajo, es no echar las culpas a quienes fueron más sensatos que ellos, a “ajustes de patrimonio”, o a una deriva “normal” de los mercados. Lo normal es que cuando el dinero desaparece es porque alguien se lo ha llevado.

Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas.

domingo, 30 de septiembre de 2018

CAIDOS



El equipo de gobierno, por medio del Consejo de Gerencia de Urbanismo, ha sacado un “concurso para la transformación, puesta en valor e incorporación de nuevos usos al entorno urbano” del Monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada. Erigido en el año 1942, el mausoleo ha albergado los restos de dos significados generales del Alzamiento y cinco tumbas de los requetés, representando a las cinco merindades navarras. Exhumados los cadáveres, queda buscarle un futuro destino al significado panteón.

Y digo yo que, si de rememorar figuras célebres de esta noble tierra se trata, no podemos por menos que contemplar la posibilidad de ampliar el elenco funerario a otros personajes ilustres que han jalonado la historiografía foral. Estoy hablando de aquellos prohombres y promujeres que han dejado su estela, cual baba de caracol, en el devenir de esta noble, abnegada y tradicionalmente bienintencionada Iruña: el guarda Petit y su “Glóbulo Plano” que iba a acabar con todas las guerras, Santana y su Murga carnavalera de alpargata y copla de retranca bajo el balcón de la Cayetana Galbete a quien un cohete tiró la peluca, el espectáculo itinerante del transformista Frégoli, el “Aliguí”, el “Oso Marino” y el revuelo que la Josephine Baker debió montar en la calle de las Comedias. ¡Lástima no haber nacido unos años antes!.

Luego vinieron “Uve”, Wenceslao, de la Misericordia, que acarreaba portes en la antigua estación de autobuses y que comía los higos con fruición... “¡paecen mielda de lo blandos qu'están!”, “Marinerito”, “... que se te escapa el vapor....¡Vaporino!”, “María”, una cieguica que vendía lotería en Navarrería, el 091, que todos comprábamos y a nadie tocaba... personajes entrañables que se hicieron un hueco en la ciudad y que, a veces, desfilaban paralelamente a las autoridades en las procesiones de Semana Santa, sin quitar ojo a los “munipas”, como Cristina: “seco la tripa, curo el cáncer”, y sus “finales del mundo”. “Hojalata”, “Tonelada”, “Quinito”...“¡oiga, mire! ¡por quince míseras pesetas! ¡le pongo...!”, “Donan Pher,”, el Emperador del Bolígrafo... tantos y tantos otros que recordamos con cariño y nostalgia, de cuando la ciudad acogía a personajes tan entrañables como pintorescos...

Así que, siendo consecuentes con los tiempos que nos toca vivir, ¿por qué no convertir el corolario del parking de la Avenida de Carlos III, otrora “Tontódromo” de la ciudad, donde paseaba “arriba y abajo” el “ganado” pamplonés en busca de coyunda, convertirlo, digo, en una discoteca moderna y psicodélica en la que agitar las noches jaraneras de esta ciudad con las composiciones de David Guetta o el electrohouse de Calvin Harris, bajo la atenta mirada de las emblemáticas y bizarras pinturas de Stoltz?.

Y completando el conjunto arquitectónico, en un alarde imaginativo que dé color y gallardía a la plaza de la Libertad o Conde Rodezno o Serapio Huici o como coño se llame, convertir el estanque vetusto, obsoleto y melifluo existente en una acristalada nocturna y climatizada piscina. Nudista, por supuesto. Iba a causar furor.

Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas


viernes, 21 de septiembre de 2018

PAJARITOS, PAJARRACOS.



Desalmados. Está claro que este Ayuntamiento no tiene corazón. ¿Cuándo se ha visto que, en la dilatada historia de la ciudad, se haya perseguido con tal saña a las pobres palomas que, desde tiempos inmemoriales, pueblan el cielo pamplonés?. Ellas, símbolos de la paz, tercera persona de la Santísima Trinidad y destino de nuestros bisoños y vacilantes pasos en su persecución, son ahora acosadas, amedrentadas y probablemente abatidas por un desconsiderado consistorio (¡que se las da de social y humanitario!) que ha contratado a Furti 0212, Vent, Derrota y Juevintxo, desalmadas rapaces, para darles caza e implantar el terror de tan tiernos pajaricos.

¡Ay paloma! Tú que has comido sumisa de nuestra mano, revoloteando alegre alrededor del solariego banco donde nos solazábamos, ahora amenazada por la implacable sombra del águila y el gavilán. ¡Y qué paradoja que, precisamente tú, que das buena cuenta de la merienda torpemente caída del infante ñoño, que limpias con esmero la croqueta derramada que lustra nuestros adoquines de Navarrería o San Nicolás y que repliegas con gusto y fruición (y a veces con embriagadores efectos añadidos) la cena cuasi digerida de alguno de los múltiples trasnochadores del finde, vayas a acabar en el pico de Juevintxo!.

Disculpo la ininteligible amabilización del Centro, el churro en que vais a convertir la Avenida de Pío XII, la no realización de un carril bici digno de ese nombre después de casi una legislatura, la tolerancia demostrada con los desmanes turísticos y hosteleros o la pretensión de convertir en un centro de la memoria histórica el Mausoleo de los genocidas de la dictadura nacional-católica, pero lo que no soporto es este acoso a las entrañables palomas y palomos que, durante tantos años, han dejado en la vieja Iruña, en nuestros balcones y ventanas, en nuestros bancos y fuentes, en nuestras iglesias, catedrales y monumentos, abnegadamente y sin descanso, lo mejor que llevaban dentro. ¡Qué desagradecidos!

Cualquier día vemos a los buitres de Echauri rondar a un exaltado turista australiano, a los quebrantahuesos pirenaicos sobrevolar cualquier despedida de soltería o a un trashumante alimoche merodear un fondo reptil. No caerá esa breva.

Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas

jueves, 13 de septiembre de 2018

¡SALUD!



No puedo sino felicitar a los abnegados agentes municipales que decomisaron el pasado martes once de septiembre dos plantas de “esa hierba que nos vuelve como adolescentes”, llamada cannabis sátiva, en sendos balcones de Pamplona, en aras de preservar la salud de sus dueños y la iniciación del consiguiente expediente sancionador. La preocupación del insigne cuerpo policial por nuestras adicciones y drogodependencias es encomiable.

Supongo que las prioridades en su cotidiano quehacer las marcarán sus superiores, aunque probablemente no estará exenta la iniciativa del agente de turno que, ojo avizor con los desmanes que se producen en nuestra ciudad, nos libra de semejante riesgo para la salud del que la cultiva e incluso del resto de la ciudadanía que pudiéramos aspirar tan maléficos vahos. ¡Qué tranquilos nos dejan este tipo de actuaciones!

Porque estoy seguro que no hay en la ciudad delitos de mayor enjundia ni molestias más considerables para la sociedad que la persecución de huertos tan perniciosos e insalubres. Nada que ver con los ríos de orines y toneladas de basura que se generan semanalmente en nuestras calles del Casco Viejo, la contaminación acústica de las noches jaraneras, la invasión de la vía pública por parte de los clientes de algunos establecimientos de la ciudad o las entrañables despedidas de solteros y solteras que dan color y alegría con sus ocurrentes y edificantes cuchufletas y donde, la actuación de Cuerpo tan insigne, brilla por su ausencia.

Dicen que el peor enemigo de la persona es uno mismo y no puedo por menos que corroborar tan sensata afirmación, que considera al ser humano inmaduro, irresponsable y digno de tutela, al terminar estas torpes líneas pidiendo el reconocimiento y la más alta condecoración para el agente o agentes que han protegido, aún a pesar suyo, a estos insensatos horticultores, con intervención tan provechosa, profiláctica e indispensable para el buen funcionamiento de nuestra sociedad. ¡Salud!... quieras o no.

Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas

jueves, 23 de agosto de 2018

El Gaztetxe



Probablemente sea mi condición de “sexageranio” y la lejanía de mi juventud la que me hace ver con reticencia la ocupación de un inmueble público catalogado, por un grupo de jóvenes que lo ha decidido de forma unilateral y que ha provocado distintas reacciones de los partidos políticos tanto de los que conforman Gobierno y Ayuntamiento como de la oposición y de la opinión pública. Se alega para justificar el desalojo, de forma violenta y a horas intempestivas, que la responsabilidad del titular (en este caso Gobierno de Navarra) impele a usar la fuerza entre un cruce de acusaciones de falta de diálogo por las partes litigantes y la palmaria ilegalidad de la toma del edificio.

Convendría resaltar que el Casco Viejo es el único barrio de Pamplona carente de un polideportivo y de pistas deportivas al aire libre. Además, el barrio tiene enormes carencias dotacionales, como espacios de ocio para sus menores y jóvenes, zonas verdes liberadas de bares, centro de día, pisos tutelados para sus mayores, horarios más amplios para su biblioteca. Las pocas plazas donde el vecindario puede solazarse cada vez son mas escasas sucumbiendo al crecimiento desmesurado de las terrazas hosteleras. Para disfrutar hay que pagar. Apenas hay fuentes, los servicios públicos escasean y los bancos son sustituidos por sillas y mesas de consumición. Esa deriva mercantilista ha sido denunciada por los jóvenes habitantes del Palacio del Marqués de Rozalejo a la par que montaban una biblioteca (¡albricias! hay jóvenes que leen...), una sala de ensayo, un cine y un pequeño bar... o algo así tengo entendido porque, la verdad, no me siento atraído a inmiscuirme en ese proyecto. Soy de la opinión de que un grupo que quiere hacer algo ha de constituirse con una serie de requisitos, si quiere tener proyección social, expresando intenciones, proyectos y necesidades para poder solicitar medios o infraestructuras a la Administración.

Aunque mi opinión resulte irrelevante a ojos de nuestros gobernantes, y dado que aducen para esa especie de paripé de desalojo que ha supuesto la ilicitud de la actuación juvenil, creo que no estaría de más recordar que algunos vecinos y vecinas del barrio llevamos años clamando por las continuas ilegalidades que se cometen a diario y nadie parece querer ponerle remedio. Algo tan sencillo y lógico como que se consuma dentro de los límites del establecimiento hostelero, que no se habiliten barras directamente a la calle, que se acate la normativa sobre emisión de ruidos, que las licencias de terraza no se otorguen sin medida y se respete el espacio de todos, o que se persiga las actitudes incívicas e insálubres de algunos visitantes sin desbravar que aterrizan en nuestras calles, parece que no merecen el interés de la Administración. Se ve que las ilegalidades son merecedoras de atención dependiendo de quién las cometa.

Da la impresión que el cuatripartito, emulando al anterior equipo de gobierno, esté más preocupado en rentabilizar la ciudad y favorecer los intereses comerciales de algunos que en conseguir un espacio más habitable, menos agresivo y más ecuánime para todos. Y, dicho sea de paso, también en tensar la confrontación política para aparentar una diferencia de gestión que puede traernos de vuelta un gobierno de derechas. ¿Estamos ya en campaña electoral?

Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas


lunes, 7 de mayo de 2018

TURBA


Vaya por delante mi ignorancia del mundo legislativo y del Derecho Penal, aunque pueda reivindicar el suficiente sentido común como para poder opinar sobre la sentencia que la triada judicial ha dictado para los integrantes del grupo autodenominado “La manada” y que el resto de la sociedad calificamos con otros epítetos menos amables.

Quisiera llamar la atención sobre algunos aspectos del suceso protagonizado por estos cinco individuos, que a mi entender no han quedado lo suficientemente patentes. En primer lugar habría que resaltar las conversaciones del grupo de WhatsApp preparatorias de su viaje a los sanfermines, que expresan de forma clara y contundente sus intenciones: “¿Llevamos Burundanga?. Tengo reinoles tiraditas de precio. Para las violaciones” . Hay en el grupo intención de violar y además explicitan claramente que ése es su fin principal, el objetivo del grupo. Es su forma de entender la fiesta. Hay premeditación y voluntad de violar.

En segundo lugar convendría resaltar el hecho de la superioridad numérica y, como decía mi decimonónico padre, en “edad, dignidad y gobierno”, o sea que le doblaban en peso, le llevaban una década y además eran cinco contra una, dos de ellos integrantes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. El grupo rearma, azuza, ayuda a vencer el miedo y exalta hasta la catarsis. En grupo, en manada, somos más poderosos. Un “lobo” sólo igual tiene remordimientos, dudas. En grupo es más fácil vencer los escrúpulos. Hay imposición y fuerza.

En tercer lugar no hay expresión de sensación de culpa, es más, les falta tiempo para contarlo en las redes, conscientes de que eso se va a quedar grabado y puede ser incriminatorio. Dos de ellos, por lo menos, deberían de saber distinguir qué es un delito y qué no. Se jactan de su “heroicidad” (cinco corpulentos treintañeros vejando a una cría de menos de 20 años en un portal... ¿en algún momento se plantean qué puede estar pensando su víctima?) y siguen la fiesta como si nada, a por la siguiente. Hay psicopatología, no tienen conciencia de haber hecho algo malo.

En cuarto lugar no vendría mal reflexionar sobre qué relación tienen ellos con las mujeres, qué piensan que puedan sentir, cómo se sentirían su madre, su hermana... La “manada” está integrada exclusivamente por hombres y su objetivo parece bastante claro: las mujeres son seres inferiores que ellos pueden violar en grupo y que, además de satisfacer sus instintos más primarios, dejan patente la dominación por la fuerza, sojuzgar a la víctima, sentir que pueden hacer con ella lo que quieran, hasta poder llegar a tomar una decisión definitiva, si fuera el caso. Poder, machismo y desprecio por el género humano.

Y por último, hay que resaltar cómo dejan a la víctima, tirada en el portal, conmocionada, casi sin poder hablar, sustrayéndole el móvil e incapaces de la más mínima empatía con el sufrimiento que pueda sentir esa cría. Lo que les gusta es la humillación, la opresión, el menosprecio... de la mitad de la población y además hay omisión de socorro y encubrimiento del delito.

Cuesta creer que el exclusivo y laborioso camino a la judicatura , dónde se suponen las mentes más preclaras y ponderadas de nuestra sociedad, no atisbe la actitud de estos “depredadores”. ¿De verdad piensan los jueces que no hubo violencia e intimidación y que semejante ataque a la integridad de las personas se puede solventar con tres años de reclusión (cumpliendo un tercio de la condena)?

No nos llamen turba si protestamos en la calle. Pregúntense qué les turba la mente para no imponer una condena proporcional al daño causado y al peligro social que representan y empiecen a considerar a las mujeres con los mismos derechos, deberes y libertades que a los hombres, trátenlas como seres humanos.

Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas


sábado, 28 de abril de 2018

BEBER, COMER, GASTAR...


Han pasado algo más de tres años desde aquel pleno del Ayuntamiento en el que todos los grupos, que entonces estaban en la oposición, se comprometieron a buscar una solución para que la vida de muchas vecinas y vecinos del Casco Viejo no fuera una tortura la mitad de la semana, gracias al juevintxo, el desparrame de las terrazas, la tolerancia de la Policía Municipal en permitir el consumo fuera de los límites de los establecimientos hosteleros (incluso a altas horas de la noche), el nulo control sobre la contaminación acústica de bares y cafeterías y el desmadre callejero de los fines de semana. Se ve que las cosas parecen diferentes si se está en la oposición o en el gobierno y el lobby hostelero marca la pauta de lo que se puede y no se puede hacer en esta ciudad.

La modificación del PEPRI, durante la cual tanto alardeó el cuatripartito de participación y buen rollo, no sólo no sirvió para corregir los incumplimientos de la normativa y paliar las molestias al vecindario, sino que dio carta blanca a que los bares se puedan ampliar eternamente (a base de comprar bajeras adyacentes), se ignore los aislamientos que obligaban las ordenanzas, se posponga hasta el 2020 o 2025 (o sine die hasta que el local hiciera reformas y ni aún entonces) las condiciones que tenían que cumplir las cafeterías y bares existentes y se introducían sutiles modificaciones que hacen aún más difícil a los habitantes del barrio soportar una presión y unas incomodidades que rayan el maltrato. “Vete a vivir a otro lado” es la frase que más hemos oído hasta ahora. Y no olvidemos que UPN, a pesar de sus buenas palabras en los recesos, aprovechó para aprobar en el último momento una enmienda que defendía que los bares pudiesen estar con las puertas abiertas aunque tuviesen la música puesta, una ilegalidad que difícilmente se sustenta.

En este trienio de gobernanza las cosas no han mejorado, más al contrario, según el testimonio de muchos habitantes del Casco Viejo. No para todos, claro, algunos engordan su cartera con esta situación y otros mejoramos nuestras condiciones de vida... porque nos vamos del barrio.

Y la cosa sigue, porque ahora le ha tocado el turno a los albergues, establecimientos hosteleros low cost, con menores exigencias arquitectónicas y por tanto más fácil de encajar en la infinidad de locales vacíos que van quedando en el barrio y que despiertan la avaricia de los chiripitifláuticos emprendedores que nos rodean. La sobreabundancia de eventos que apabullan “la curva de la Estafeta”, ese despoblamiento de nuestras viviendas (con un 11% menos de población, un 35% menos de chavalería y un 41% menos de población emigrante desde 2006), ese frenesí por “vender ciudad”, que tan bien les va a algunos y que convence al resto de que aquí no se puede vivir, esa deriva decadente del comercio, vapuleado por las grandes firmas, unos gobernantes acuciados por la rentabilidad y un mundo que evoluciona sin control, está deshabitando un lugar donde los y las iruindarras hemos vivido durante más de dos milenios y que está a punto de convertirse en un parque temático del mercantilismo más ramplón.  

La vida debería de ser algo más que beber, comer y gastar, o eso pensábamos la gente que nos decíamos de izquierdas.

Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas

sábado, 17 de febrero de 2018

HE VISTO COSAS...


He visto cosas que no podríais creer. He visto gente hablando sola por la calle, algunos incluso por el móvil. He visto gente hipercomunicada que no tiene con quien hablar. He visto equiparar la estupidez y la sabiduría, poniendo en la misma bandeja el conocimiento y la ignorancia. He visto máquinas que fabrican órganos, ingeniadas por sabios que salvan vidas, para recuperar estúpidos en busca de notoriedad, que se hacen virales escaldándose con cubos de agua hirviendo o reventándose las entrañas con pastillas de detergente.

He visto premiar a los ejecutivos que han arruinado las empresas y abocado a miles de trabajadores a la miseria, privatizando las ganancias y socializando las pérdidas. He visto a los gobiernos rescatar a los bancos con el dinero del estado para luego pedir préstamos a esos bancos para poder financiar las arcas públicas (ahora sí, con un buen interés). He visto empobrecer a la gente que produce bienes y realiza servicios con su fuerza de trabajo y prosperar a los vagos improductivos que nada aportan y de nada sirven. He visto países en la indigencia, donde su población malvive con un cuenco de arroz al día, gastarse miles de millones en armamento, vendido por los dueños de la Tierra. He visto niños soldados más pequeños que el AK-47 que manejan. He visto que en pleno siglo XXI el comercio de esclavos sigue operativo en muchas zonas del planeta mientras en otras se lleva a las mascotas a la peluquería, la manicura o el psicólogo.

He visto producir basura a un ritmo indigerible y exportarla para que los pobres tengan algo en donde rebuscar, mientras los coches se vuelven inteligentes, los ordenadores piensan por nosotros, el genoma humano nos descubre el secreto de la vida y nuestros telescopios alcanzan los confines del Universo. He visto a los oprimidos votar a sus opresores y a las víctimas defender a sus verdugos. He visto a los dictadores alardear de democracia y reclamar sus derechos y a nuestros guardianes apalearnos por creer en la justicia. He visto a los ignorantes adoctrinar a los sabios y a los estúpidos reivindicar con orgullo su necedad. He visto despreciar a la mitad de la población, abusar de ella y negarle la dignidad y la justicia por el único hecho de ser mujer.

He visto ponderar la superchería y los falsos milagros y despreciar el milagro de la ciencia y el conocimiento. He visto gente considerada culta creer en un dios que, dicen, nació de una virgen, caminaba sobre las aguas, convertía el agua en vino, multiplicaba los peces y resucitaba a los muertos, dueño de un más allá del que nadie ha vuelto. He visto adorar a un dios misericordioso, clemente y compasivo pero necesitado del genocidio y el martirio en su nombre. He visto gente que se dice piadosa cuyo dogma niega a sus hijos una trasfusión que salvaría sus vidas. He visto gente, empecinada en otorgar la condición de persona al embrión humano, desdeñar a los ya nacidos y negarles el derecho a morir con dignidad a los agónicos y a los que renuncian a existir. He visto adorar a un dios más preocupado en prohibir el amor entre semejantes que en salvar a los miles que mueren de forma injusta, un dios mezquino que prefiere condenar al fuego eterno a dos personas que se quieren que ayudar a los desprotegidos, víctimas de la codicia, la indecencia o la injusticia. He visto a los que se arrogan la preeminencia moral de nuestras sociedades abusar de los infantes y destrozar sus vidas.

Pero también he visto amor, generosidad, altruismo, abnegación, humanidad, inteligencia, hospitalidad y grandeza que me ayuda a soportar tanta iniquidad, vileza y egoísmo. Lo mejor y lo peor de nosotros mismos. Lo que da sentido a la vida y lo que la hace insoportable. La grandeza y la miseria de una existencia insignificante y contradictoria en un cosmos inconmensurable. Y con todo ello sólo puedo sentirme agradecido por la vida que me ha tocado vivir y entonar un deseo universal: amen... en vez de amén.

Suyo, afectadísimo, Juanito Monsergas

miércoles, 24 de enero de 2018

EN APOYO DE PATXI ZAMORA


Durante muchos años la Caja de Ahorros de Navarra fue el referente económico de Navarra. Muchas personas tuvimos algún tipo de relación laboral, comercial, social o profesional con la CAN. Desde su fundación al amparo de Diputación el año 1921 hasta su desaparición en 2012 la andadura de esta caja de ahorros fue sobresaliente hasta prácticamente la última década. Hubo muchos años de bonanza y crecimiento económico que hacían presagiar que, el buque insignia de la economía navarra que manejaba más de la mitad de la economía de la comunidad era indestructible: a comienzos del milenio a nadie se le pasaba por la cabeza que, entidad tan solvente, conservadora y con tantas reservas, pudiera irse al traste. 

Pero llegó Enrique Goñi, ejecutivo atrevido donde los haya, con una más que cuestionable experiencia en el sector y un desmedido ego, apadrinado (o para ser más exactos, impuesto) por el entonces presidente del Gobierno Foral Miguel Sanz. Bajo el mandato de tan agudo timonel se sustituyó la meritocracia por la sumisión y comenzó un intento de expansión, (contraria a la mesura y ponderación imprescindibles con los dineros ajenos), aprovechándose de las reservas, activos e inmovilizado acumulados durante ocho décadas de brillante crecimiento. Pretendió que una caja de ahorros de una autonomía uniprovincial de medio millón de habitantes se lanzase a conquistar el mercado financiero nacional y, como esto también se le quedó pequeño, desembarcó en Washington a captar el capital estadounidense. “Navarra siempre p’alante”

Cualquier estudiante de primero de Económicas hubiera apreciado el dislate pero “el emperador seguía desnudo” y nadie osó contradecirle o si alguien lo hizo fue rápidamente comprado o defenestrado. Se remodelaron todas las oficinas de la CAN, se compraron numerosos y espléndidos locales en muchas Comunidades Autónomas, se organizaron viajes de lujo, se sustituyó la plantilla  a base de jubilaciones y nuevas contrataciones en busca de docilidad y sumisión, se multiplicaron las jefaturas, dietas, viajes, eventos, grandes campañas publicitarias, se fusionó con otras dos cajas minúsculas (aunque tuvo que aceptar a Cajasol como socio necesario a instancias de Banco de España), se salió a Bolsa... y al poco ya era pasto de los tiburones que la absorbieron por la deuda con el FROB. Nadie pareció ser responsable de tan nefasta gestión y nadie se dio cuenta de lo que estaba pasando... ¿o sí?.

A pesar de todo, este expolio no quedó semi oculto para los que trabajamos en la CAN ni ignorado para el resto de la ciudadanía, gracias a la labor de personas como Patxi Zamora, Alberto Gil y Aritz Intxusta, que, tras un arduo y competente trabajo, supieron desgranar muchas de las irregularidades, ilegalidades y despropósitos de la última década de la entidad navarra. Consiguieron devolvernos un poco de dignidad a los que trabajamos en la CAN, al publicar El Banquete, en cuyas páginas se recogieron muchos detalles de lo acontecido en esa década y donde se señalaba a los responsables con nombres y apellidos.

Ahora, una mano oculta ejerce su venganza sobre este valiente trabajador de Iberia, dejando constancia que se castiga al denunciante en vez de al criminal.  Se fueron de rositas aquellos que dilapidaron el esfuerzo colectivo como si fuera su propio patrimonio de manera tan irresponsable como ignorante y se escarmienta a quien tuvo el valor de publicar los hechos. Buena muestra de que los poderosos siguen moviendo los hilos pero también de que aquel libro dio en el clavo. Ánimo Patxi, no estás sólo.

Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas