sábado, 17 de febrero de 2018

HE VISTO COSAS...


He visto cosas que no podríais creer. He visto gente hablando sola por la calle, algunos incluso por el móvil. He visto gente hipercomunicada que no tiene con quien hablar. He visto equiparar la estupidez y la sabiduría, poniendo en la misma bandeja el conocimiento y la ignorancia. He visto máquinas que fabrican órganos, ingeniadas por sabios que salvan vidas, para recuperar estúpidos en busca de notoriedad, que se hacen virales escaldándose con cubos de agua hirviendo o reventándose las entrañas con pastillas de detergente.

He visto premiar a los ejecutivos que han arruinado las empresas y abocado a miles de trabajadores a la miseria, privatizando las ganancias y socializando las pérdidas. He visto a los gobiernos rescatar a los bancos con el dinero del estado para luego pedir préstamos a esos bancos para poder financiar las arcas públicas (ahora sí, con un buen interés). He visto empobrecer a la gente que produce bienes y realiza servicios con su fuerza de trabajo y prosperar a los vagos improductivos que nada aportan y de nada sirven. He visto países en la indigencia, donde su población malvive con un cuenco de arroz al día, gastarse miles de millones en armamento, vendido por los dueños de la Tierra. He visto niños soldados más pequeños que el AK-47 que manejan. He visto que en pleno siglo XXI el comercio de esclavos sigue operativo en muchas zonas del planeta mientras en otras se lleva a las mascotas a la peluquería, la manicura o el psicólogo.

He visto producir basura a un ritmo indigerible y exportarla para que los pobres tengan algo en donde rebuscar, mientras los coches se vuelven inteligentes, los ordenadores piensan por nosotros, el genoma humano nos descubre el secreto de la vida y nuestros telescopios alcanzan los confines del Universo. He visto a los oprimidos votar a sus opresores y a las víctimas defender a sus verdugos. He visto a los dictadores alardear de democracia y reclamar sus derechos y a nuestros guardianes apalearnos por creer en la justicia. He visto a los ignorantes adoctrinar a los sabios y a los estúpidos reivindicar con orgullo su necedad. He visto despreciar a la mitad de la población, abusar de ella y negarle la dignidad y la justicia por el único hecho de ser mujer.

He visto ponderar la superchería y los falsos milagros y despreciar el milagro de la ciencia y el conocimiento. He visto gente considerada culta creer en un dios que, dicen, nació de una virgen, caminaba sobre las aguas, convertía el agua en vino, multiplicaba los peces y resucitaba a los muertos, dueño de un más allá del que nadie ha vuelto. He visto adorar a un dios misericordioso, clemente y compasivo pero necesitado del genocidio y el martirio en su nombre. He visto gente que se dice piadosa cuyo dogma niega a sus hijos una trasfusión que salvaría sus vidas. He visto gente, empecinada en otorgar la condición de persona al embrión humano, desdeñar a los ya nacidos y negarles el derecho a morir con dignidad a los agónicos y a los que renuncian a existir. He visto adorar a un dios más preocupado en prohibir el amor entre semejantes que en salvar a los miles que mueren de forma injusta, un dios mezquino que prefiere condenar al fuego eterno a dos personas que se quieren que ayudar a los desprotegidos, víctimas de la codicia, la indecencia o la injusticia. He visto a los que se arrogan la preeminencia moral de nuestras sociedades abusar de los infantes y destrozar sus vidas.

Pero también he visto amor, generosidad, altruismo, abnegación, humanidad, inteligencia, hospitalidad y grandeza que me ayuda a soportar tanta iniquidad, vileza y egoísmo. Lo mejor y lo peor de nosotros mismos. Lo que da sentido a la vida y lo que la hace insoportable. La grandeza y la miseria de una existencia insignificante y contradictoria en un cosmos inconmensurable. Y con todo ello sólo puedo sentirme agradecido por la vida que me ha tocado vivir y entonar un deseo universal: amen... en vez de amén.

Suyo, afectadísimo, Juanito Monsergas