Alguien dijo una vez que el PSOE era a la izquierda lo que la homeopatía a la medicina y, vista la actuación de los lugartenientes de los que se rodeó su líder, parece que no le faltaba razón. A este paso, además de hacerle la competencia al PP en corruptelas, van a tener que cambiar el acrónimo por el de “PRESOE”.
Ahora su presidente vaticina un futuro muy oscuro aireando el “¡que viene el lobo de la ultraderecha!”, aunque ya lo podía haber tenido en cuenta antes, a la hora de controlar los chanchullos, mordidas, cuchipandas y fiestecitas de sus colaboradores más cercanos que han dejado a los votantes de izquierda sin ganas de volver a las urnas.
Y la extrema derecha y la derecha extremizada, aprovechando el tirón de que el gobierno está en horas bajas, azuza a la parroquia y utiliza cualquier excusa o argumento que les valga para intentar recuperar el poder: que esto es un sindiós, que hay putas y pederastas por doquier y que hay que echar a todos los emigrantes. Que ya está bien de aguantar los excesos de esos que vienen a delinquir y recibir subvenciones para reemplazarnos a los blancos cristianos, matar a nuestros ancianos y violar a nuestras hijas. Que nosotros también tenemos hijos de puta pero son nuestros hijos de puta y a esos hay que tolerarlos.
Vamos a "cazar" a todos esos moros que labran y cosechan nuestros campos, expulsemos a los subsaharianos que trabajan en la construcción, deportemos a los sudacas que atienden los fogones, nos instalan el wifi o atienden a nuestros ancianos en domicilios y residencias, echemos a esos chinos que se han hecho con nuestros bares y bazares, desterremos a esos negros que nos quitan el trabajo... y a ver si buscamos un copatrón de Pamplona que no sea moreno, que ya es lo que nos faltaba: además de medio gabacho ser negro.
Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas.