Con harta discreción huye el monarca
que siempre presumió de muy honesto,
al ser investigado por (supuesto)
blanqueo y corruptelas en el arca.
Los jueces han de hablar con el patriarca
pues demuestra aversión por el impuesto
y aunque el hijo es un rey muy peripuesto
dice no saber nada y se desmarca.
Por carta se despide el navegante
y emigra donde tiene los millones,
que aquí todos le acusan de mangante.
Se lleva como emblema los baldones
de haber sido en su vida un gran farsante
por mucho que presuma de galones.
. . .
(Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas.)
Además de llevárselo negro y en botella...se lleva tu soneto
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