La España indignada sale a la calle
agitando su hartazgo al grito de “¡Gobierno dimisión!”
acompañada de bocinas y proclamas enfurecidas. Jaleando al viento
los gloriosos estandartes patrios o portando la enseña nacional cual
capita de heroico paladín, proclaman: “¡La Patria está en
peligro! ¡Acudid a salvadla!”. Peligran las economías, las
econo-nuestras, pero sobre todo, las econo-suyas.
Matizan los auténticos patriotas, que
tanto celo pusieron en abaratar la sanidad y la educación
privatizando clínicas y hospitales y promocionando las escuelas
concertadas, que su interés no era otro que aligerar las cargas
presupuestarias del erario público y que, en este momento, lo que se
necesita es un cambio de gobierno y, casualmente, ellos son la
solución. Aquí no ha pasado nada y hay que ocuparse de las finanzas
y el mercado ¡no es el coronavirus sino la dictadura bolchevique
aliada con los filoetarras y los enemigos del imperio español, o lo
que quede de él... es el momento de tumbarlos. Y, por supuesto,
ellos estarán ahí: para que “el” puesto sea “su” puesto.
Los que tanto han contribuido a la
grandeza de la nación creando riqueza, promocionando el negocio y
buscando iniciativas de progreso no pueden permanecer inanes ante el
bloqueo impuesto por el gobierno de coalición ignominiosa; ¿acaso
se pretende que se financie la renta básica o la manutención de un
ejército de vagos y desocupados con sus ahorros? Esas plusvalías
que nadie les ha regalado, que han tenido que esquilmar euro a euro y
poner a salvo en sociedades offshore y paraísos fiscales con gran
esfuerzo y dedicación, ¿cómo van a tributar aquí, con lo caro que
sale?
Siempre han defendido la seguridad por
encima de la libertad y nunca les ha faltado una palabra de defensa y
apoyo para las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado y más en
concreto a aquellos nostálgicos personajes adscritos al glorioso
Alzamiento Nacional y al Caudillo que tanta seguridad trajo a algunas familias durante
cuatro largas décadas. Aquél firme baluarte de las potencias del
Eje que junto con Adolfo y Benito escribió páginas tan memorables
en la historia de Europa. ¿Qué tiene de llamativo reivindicar ahora
la libertad, la libertad de expresión, la libertad de acción o la
libertad de omisión, si fuera necesario? Sin complejos.
Y por si acaso algún virus se escapa,
no hay problema para ellos porque van protegidos con capa, capote y
capirote con los colores del Santo Paño.
Suyo afectadísimo: Juanito Monsergas
No hay comentarios:
Publicar un comentario