martes, 31 de mayo de 2022

EL ASOMBRO DEL MUNDO

 

¡Qué fantástica idea señor Maya, descongestionar el Labrit y trasladar (y ampliar) las petadas terrazas sanfermineras del Txirrintxa, Cavas, Katos, Kabiya, Tdieciseis, La Terraza del Labrit, Erronkari y Kayak al ala oeste de la Estafeta! Pocas me parecen las diez txoznas proyectadas, a tenor del posible uso de los baños públicos que hay frente al Casino Iruña y los eventuales retretes de “castración psicológica” que instalarán cerca de la fuente y el acceso al parking de la emblemática plaza. De todas formas no me diga que no puede “densificar” el “barrerío” circundante al kiosko, donde supongo piensa acomodar a los Dj's, más económicos que las orquestas y grupos de otros años, y aprovechar el ahorrado escenario para poder incrementar los abrevaderos.


Bien es cierto que la Plaza del Castillo ya tiene ocupadas aceras, porches, terrazas y si me apura hasta parte del adoquín rodatorio, por los humildes negocios que, a duras penas subsisten, debatiéndose entre ajustadísimos márgenes, magras ganancias y espléndidos sueldos de su mimada clase trabajadora, por no hablar de su generosa aportación a las arcas públicas. ¡Un monumento merecen tan abnegados contribuyentes!


Y, desde luego, si algo hace falta en las fiestas de San Fermín, es concentrar la fiesta aún más en su vetusto y medieval Casco Viejo. ¡Cómo no se nos habría ocurrido antes “barizar” el “cuarto de estar” pamplonés para, en una ingeniosa simbiosis público-privada hacer aún más agradable para el público, y en pos del incuestionable interés de la ciudadanía, el centro neurálgico de la fiesta y, de paso, sufragar los conciertos a base de generosos y baratos decibelios de txunda txunda.


Además, está bien pensado porque, gracias a que en tan entrañables fechas no existen aforos, límites ni normativas, podrás concentrar tu coma etílico sin moverte de la plaza y, aún me atrevería a asegurar que, la presión de los correligionarios circundantes, impedirá que puedas caer al suelo.


Hostelería de concentración: sin agua, sin baños, sin almacén ni cocina y con 15 horas de bebercio desaforado. Aún se podría exprimir un poco más el horario, pues son excesivas nueve horas para reponer y limpiar, pudiéndose ampliar el número y extensión de estas barras extraordinarias, hasta ocupar las escaleras de la Bajada de Javier, San Nicolás y el Pasadizo de la Jacoba donde, por cierto, debería de poner en valor y promocionar su fantástica terraza, quintaesencia de la arquitectura hostelera del siglo XXI.


Si ya lo decía Chespir: seremos el asombro del mundo... aunque me temo que no en el sentido que todos esperábamos.


Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas