lunes, 25 de mayo de 2020

CAPITAS SIN COMPLEJOS



La España indignada sale a la calle agitando su hartazgo al grito de “¡Gobierno dimisión!” acompañada de bocinas y proclamas enfurecidas. Jaleando al viento los gloriosos estandartes patrios o portando la enseña nacional cual capita de heroico paladín, proclaman: “¡La Patria está en peligro! ¡Acudid a salvadla!”. Peligran las economías, las econo-nuestras, pero sobre todo, las econo-suyas.

Matizan los auténticos patriotas, que tanto celo pusieron en abaratar la sanidad y la educación privatizando clínicas y hospitales y promocionando las escuelas concertadas, que su interés no era otro que aligerar las cargas presupuestarias del erario público y que, en este momento, lo que se necesita es un cambio de gobierno y, casualmente, ellos son la solución. Aquí no ha pasado nada y hay que ocuparse de las finanzas y el mercado ¡no es el coronavirus sino la dictadura bolchevique aliada con los filoetarras y los enemigos del imperio español, o lo que quede de él... es el momento de tumbarlos. Y, por supuesto, ellos estarán ahí: para que “el” puesto sea “su” puesto.

Los que tanto han contribuido a la grandeza de la nación creando riqueza, promocionando el negocio y buscando iniciativas de progreso no pueden permanecer inanes ante el bloqueo impuesto por el gobierno de coalición ignominiosa; ¿acaso se pretende que se financie la renta básica o la manutención de un ejército de vagos y desocupados con sus ahorros? Esas plusvalías que nadie les ha regalado, que han tenido que esquilmar euro a euro y poner a salvo en sociedades offshore y paraísos fiscales con gran esfuerzo y dedicación, ¿cómo van a tributar aquí, con lo caro que sale?

Siempre han defendido la seguridad por encima de la libertad y nunca les ha faltado una palabra de defensa y apoyo para las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado y más en concreto a aquellos nostálgicos personajes adscritos al glorioso Alzamiento Nacional y al Caudillo que tanta seguridad trajo a algunas familias durante cuatro largas décadas. Aquél firme baluarte de las potencias del Eje que junto con Adolfo y Benito escribió páginas tan memorables en la historia de Europa. ¿Qué tiene de llamativo reivindicar ahora la libertad, la libertad de expresión, la libertad de acción o la libertad de omisión, si fuera necesario? Sin complejos.

Y por si acaso algún virus se escapa, no hay problema para ellos porque van protegidos con capa, capote y capirote con los colores del Santo Paño.

Suyo afectadísimo: Juanito Monsergas


domingo, 10 de mayo de 2020

PALABROS Y ENCOMIENDAS


A los nuevos modismos léxicos como “visionar”, “recepcionar”, “daño reputacional”, “perfil bajo” o los manidos “tolerancia cero”, “sí o sí”, “brutal” o “brutal no: lo siguiente”, hemos tenido que incorporar a nuestra jerga cotidiana recientes vocablos y expresiones de forma acelerada, a causa de la situación causada por la propagación del virus que nos ha tocado en suerte. Entonces descubrimos “el confinamiento” y empezamos a hablar de “la curva”, su evolución, velocidad; luego hubo que doblarla, enderezarla, frenarla, aplanarla... Más tarde vino la guerra de los tés, de los teses o de los tests, que tampoco sé cómo se dice el plural, las cifras que nos desgranaban sobre los afectados, a la par que los uniformados daban cuenta de las infracciones y multas que administraban para que nadie se saltase la cuarentena, o casi nadie...

Buscamos al “paciente cero” mientras nos decían que “todos éramos soldados” y muchos se convirtieron en aprendices de disc jockey o en músicos amateurs con mayor o menor fortuna... para el vecindario. Varias semanas después tuvimos “la luz al final del túnel”, quizá sin percibir que, como dice mi mujer, tras un túnel lo que viene es... ¡otro túnel! Luego ha venido la “des-escalada”, que es como la escalada pero al revés, con sus fases y sus indicadores pero tampoco aporta una visión de conjunto que nos diga cuántos nos hemos infectado, por cuánto tiempo, desde y hasta cuándo vamos a lidiar con el virus, cómo influirá la marcha que lleven nuestros vecinos con el tema y cómo nos va a seguir afectando una vez nos empiecen a dar suelta, con “la nueva normalidad”.

Este concepto ya indica una contradicción implícita: está claro que “la nueva normalidad” no va a ser como la anterior, ésa no va a volver. Será difícil interpretar toda la casuística que se dará en el día a día, qué se va a poder hacer y qué no y dónde y cuándo y por qué. Aplicar la ordenanza será complicado y, seguro que con la delicadeza que les caracteriza, los señores y señoras dedicadas a hacer guardar la normativa, van a tirar por la calle del medio en cuanto se les plantee la más mínima duda: de momento la receta y luego ya veremos si te comes una gragea o ponemos un supositorio. Si a ello unimos las nuevas medidas, para restaurantes, bares y terrazas, las colas que se formarán en las puertas de los comercios, paseantes ansiosos por el encierro con y sin mascota, patinetes, bicis, overboards, segways, monociclos, scooters, sillas eléctricas y la marabunta de gente que le ha dado por hacer deporte, la calle va a estar todavía más congestionada que en sanfermines. Sólo van a faltar los australianos. La afición que le ha entrado a todo quisque con lo de correr sólo se va a ver superado por el ansia de ocupar una de las escasas plazas de terraza que ahora van a estar más solicitadas que el papel higiénico, la harina y la cerveza durante la cuarentena.

Habrá que encomendarse al Patrón, o a la Patrona, para que les eche un capote a las autoridades y les infunda criterio a la hora de gestionar el tránsito poblacional, aunque siempre queda el recurso de confiar y seguir las instrucciones del santo que nunca falla: San Itario de la Seguridad Social que, a fin de cuentas, es el que tiene que decir lo que podemos o no podemos hacer en esta crisis sanitaria.



Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas

lunes, 4 de mayo de 2020

LA CORONA ES FUNDA MENTAL



De todos es sabido que el pasado 16 de marzo ocurrió un suceso que conmocionó a la nación y que supuso un antes y un después en el Reyno de España: la retirada de la asignación económica que la Casa Real tenía asignada al monarca Emérito. Su Hijo Felipe VI de Borbón le ha quitado la paga y además renuncia a su herencia. A su hermana Cristina también le suprimió la paga con aquello de Noos en 2015. ¡Qué trago!

No habrá sido fácil para Su Excelencia el Jefe del Estado tomar decisiones tan dolorosas pero “la Corona debe observar una conducta íntegra, honesta y transparente como corresponde a su función institucional y a su responsabilidad social”, y no que le hagan aparecer como segundo beneficiario de la fundación panameña offshore Lucum, con su padre el Emérito como primer beneficiario, con cuenta en el banco suizo Mirabaud y de otra fundación, Zagatka, offshore también, y constituida en Liechtenstein, compartiendo título de beneficiario de nuevo con su progenitor y sus dos hermanas y cuenta en el Credit Suisse. Es de suponer que su nombre real, Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y de Grecia, no figurará en la apertura de la cuenta ya que no hay impreso que lo tolere.

Al parecer, el peso de la Corona está siendo lastrado por los cien millones de dólares que el rey de Arabia Saudí transfirió graciosamente en agosto de 2008 al entonces Rey de todos los españoles, el millón novecientos mil dólares donados por el sultán de Bahrein en prueba de su amistad en 2010 o el millón novecientos mil euros que en 2004 se ingresó en la cuenta de Zagatka, como parte de una comisión de 39 millones de libras por la venta del Banco Zaragozano al Barclays Bank, cuenta en la que comparte titularidad con Álvaro de Orleans-Borbón, que tantos viajes privados ha costeado durante once años a su admirado primo Juan Carlos de Borbón y Borbón y Borbón y etcétera.

Bien es cierto que los compromisos que el cargo de Soberano conlleva, obligan a la Casa Real a relacionarse con personalidades cuyos principios morales y sociales quizá no comparte o con personajes que caminan por la estrecha senda de la ingeniería financiera y la delgada línea que separa la legalidad de la delincuencia. No me cabe duda de que profesionales de la talla de Álvaro Fasana o Dante Canónica, con la amplia experiencia que tienen en gestionar fondos, fortunas, comisiones y donaciones en tantos y tantos paraísos fiscales de todo el mundo, sabrán resolver este malentendido de forma satisfactoria y limpiarán la imagen de nuestra Monarquía. Tanto dante como tomante pueden presumir de talento y talonario y tienen tal ego que será difícil que acaben en el talego.

En cuanto a las declaraciones de la maledicente Corinna denunciando en Londres las presiones que, según ella, ha recibido por parte del CNI desde que en 2012 el Emérito sufrió el accidente en el safari de Botswana y que supuso el final de la relación con Él, que tan grácilmente le había brindado su sincero amor durante cinco años, no es sino la prueba de la ingratitud que ha tenido que soportar la Regia Figura. El ingenuo aristócrata ha tenido que añadir algún cero para terminar con su prístino idilio. No le bastaba a la teutona con llevarse, entre otras, la comisión que las amistades del Golfo, esas monarquías con los que tantos lazos culturales sociales y religiosos nos unen, habían regalado a Su Majestad por la construcción del AVE a la Meca a cargo de empresas vinculadas a los Oriol, Villar Mir, Florentino Pérez, etc, sino que tenía que desprestigiar nuestra institución más sagrada: la Monarquía; no en vano fue entronizada por la gran figura de nuestra historia que fue el Caudillo.

Todavía hay quien reprocha a Su Alteza Juan Carlos I por haber jurado cumplir las Leyes Fundamentales (sólo las Fundamentales, las que se refieren al origen lícito del dinero o a pagar impuestos en el país que preside, de ésas no se dijo nada) y guardar lealtad a los Principios del Movimiento, cuando no ha hecho otra cosa que apoyar toda su vida el movimiento... el movimiento de dinero entre Panamá, Mónaco, Liechtenstein, Suiza, Bahamas,... Va a más el montón de movimientos bancarios que afloran día a día gracias a la prensa extranjera y a la fiscalía suiza, pero nadie se debería de extrañar de ello ya que siempre se ha dicho que “el dinero hay que moverlo”.

No es baladí el estigma que la Corona española tiene que soportar y el baldón que el Monarca Emérito se ve precisado a llevar por los procedimientos judiciales en Londres, Ginebra o Madrid, donde se afirma que cuando quiera se iba a los países del Golfo, a evadirse y a evadir el IVA Él iba. Y aunque Su Majestad suma tanto juicio, todos los españoles de bien sabemos que para Usted lo más importante no ha sido sumar fortunas sino su mar y su yate Fortuna. Pequeños placeres de ligar el cebo o ligar manceba, aunque últimamente no parece que esté para tales menesteres.

Nuestros ideales se tambalean ante los acontecimientos y retos que emborronan el futuro de España y hoy más que nunca hay que ennoblecer nuestros corazones para limpiar y dignificar el horizonte patrio. La Monarquía no es que sea fundamental: es que es funda mental.

Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas