domingo, 19 de noviembre de 2023

EN VENTA

 

Ante el manifiesto promovido por la Asociación de Militares Españoles haciendo un llamamiento a las Fuerzas Armadas para que destituya al Presidente del Gobierno y en mi calidad de cabo rojo tomatero, reserva de 1978, quiero alzar mi voz ante los rumores de la ruptura de la nación española y la supuesta venta de la patria por parte de la mayoría del Congreso.


Ya en el año 2007, se intentó vender Navarra a los independentistas y, con ánimo de no quedarme al margen de semejante cambalache, ofrecí mi navarridad para paliar mi carga hipotecaria, aunque a pesar de rebajar el precio hasta límites de baratija, no conseguí la menor oferta de compra.


Tras el llamado “chat de la XIX”, que con preclaro análisis y lúcida perspectiva, señalaron que la mejor manera de conseguir la unidad de España era fusilar a 26 millones de hijos de puta, vuelve a verse una vez más la nación en riesgo de subasta, a tenor de las proclamas incendiarias que se oyen estos días en nuestras calles y plazas.


Pues bien, con ánimo de no quedarme al margen de este nuevo chalaneo y maliciándome que en el futuro, chinos, saudíes u otros oligarcas avariciosos quieran mercadear con nuestro suelo patrio, no puedo por menos que preguntarme: pero bueno, ¿a mí cuánto me toca?


Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas.


LIBERTAD CON UN PAR

 

Cuando las palabras se repiten en exceso pierden el sentido y se convierten en extraños sonidos carentes de significado; no hay nada como repetir un vocablo cien veces para comprobarlo: el jamón se vuelve monja. Y me parece que eso es lo que le está pasando a la palabra ”libertad” que todo el mundo la invoca pero no puede significar lo mismo para todos y cada uno de nosotros, a tenor de las abismales diferencias ideológicas de unos y otros.


Hasta hace no mucho tiempo ha sido patrimonio de la izquierda, heredada de las grandes luchas de la revolución industrial por quitarse de encima un estatus tiránico de semiesclavitud. Asociada a la justicia, a la solidaridad, a los derechos humanos, ha abanderado esfuerzos por conseguir una vida digna para la gran mayoría y, por lo menos aquí en Europa, se ha logrado una época de bienestar económico y social que sin embargo se va deteriorando por momentos.


Incluso en el siglo de las utopías comunitaristas, la palabra ”libertario" hacía referencia a conceptos ácratas y tesis anarquistas, no como hoy en día en que los postulados del partido libertario y de los ultraliberales abogan por un mercado puro y duro, sin la menor injerencia del Estado en su papel de protector social: aquí cada uno se paga lo suyo, vienen a decir. “El dinero está mejor en mi bolsillo que en el de Hacienda”, se les oye argumentar a aquéllos cuyos “valores” no tienen mucho que ver con escalas morales o éticas sino con los del IBEX 35 y la posibilidad de elegir un buen paraíso fiscal para poder seguir haciendo trampas en este póker fullero mundial en que se ha convertido la economía. Incluso algún funanbulista ideológico se tacha a sí mismo de "anarco-capitalista", como si el dinero no estuviera implícito en la autoridad y el poder.


Libertad para enriquecerse de cualquier manera, para ensuciar y esquilmar sin ley que valga el hábitat que compartimos: primero la economía y después la ecología y el que venga detrás que arree. Libertad para que mis privilegios no se reduzcan ni un ápice, para que no puedas cruzar la valla que separa la desesperación de la tolerancia. Libertad para seguir controlando la moral de las personas y les digamos a quien pueden querer y con quien tienen que vivir. Libertad para que los demás no puedan abortar o elegir una muerte digna. Libertad para que mi fiesta pueda empañar tu descanso, para que mis deseos se impongan a los tuyos, para poder considerarte inferior y abusar de ti. Libertad para tener privilegios heredados. Libertad para que todas las personas de este país seamos españoles y sólo españoles y nada más que españoles o por lo menos lo que yo entiendo por ser español y hablemos únicamente español... Escoja su libertad... es coja su libertad.


Libertad sin dignidad, sin equidad, sin solidaridad, sin posibilidad de elección, sin respeto al disidente, sin humanidad, sin justicia... o como dice la Fundación Francisco Franco: hay que luchar por la libertad de los españoles a expresar lo que quieran. Pues eso: una libertad con dos cojones y en el culo te planto un maíz. 


Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas.


¿INTELIGENCIA ARTIFICIAL?

 

No sé, debe de ser algo muy difícil de interpretar: todo el mundo anda a revueltas con las responsabilidades de la situación en Oriente Próximo. Por lo visto requiere de una interpretación exhaustiva valorar los ataques islamistas de Hamás, que se han llevado por delante a mil cuatrocientos ciudadanos israelíes, cerca de cuatro mil heridos y más de doscientos rehenes secuestrados y la respuesta del ejército israelí bombardeando indiscriminadamente amplias zonas de Gaza que ya ha causado más de 10.000 muertos, las tres cuartas partes población vulnerable, sobre todo niños. Disquisiciones de quién inició el ataque, si la respuesta responde a una lógica defensa o si los agravios repetidos a lo largo de un conflicto, que dura desde que Reino Unido abandonó Palestina tras la segunda Guerra Mundial, pueden justificar una barbaridad que supere la última salvajada del enemigo.


Y mientras los civiles son masacrados por el mero hecho de serlo y las ciudades se convierten en cementerios de escombros. Los ciudadanos no pueden hacer otra cosa que escapar sin saber adónde y prefieren que les encuentre la muerte con tal de acabar con tanto sufrimiento. Los principales líderes mundiales se reúnen una y otra vez con gesto transcendente, como si buscaran solución al conflicto, sin ponerse de acuerdo en las comas, en el orden de los factores, en los gestos, en qué palabra usar y cuál vetar... mientras tanto la lógica militar prosigue su irracional dialéctica.


Triunfo de los comandos islamistas que han conseguido desestabilizar la zona, demostrar que el enemigo (o para ser más exactos su población) es vulnerable, dinamitar los acuerdos de ciertos países árabes que reconocieron el estado de Israel, llamar la atención sobre la insostenible situación de Gaza y Cisjordania y una inyección de ánimo para aquellos que lo apuestan todo a matar o morir.

Triunfo también para un gobierno que ejerce su venganza como castigo bíblico, desmedido, ciego, impasible, incapaz de valorar un genocidio que, sufrido en sus propias carnes hace apenas ochenta años, lo repite ahora desde el otro lado de la alambrada, incapaz de ver que la acumulación de ofensas, el acopio de afrentas, sólo puede generar inseguridad y nuevos ataques futuros, inestabilidad y sufrimiento. Se muestra bizarro, haciendo gala de su furia tan cruel como ineficaz, tan colérica como inútil, pero útil para acallar las voces críticas de su entorno que cuestionan su estúpida y peligrosa estrategia.


En estos tiempos de globalización, de conocimientos exhaustivos, de tecnología hiperdesarrollada y de inteligencia artificial, la innata estupidez natural se impone por encima del alarde intelectual de una humanidad incapaz de salvarse a sí misma.


Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas