lunes, 7 de mayo de 2018

TURBA


Vaya por delante mi ignorancia del mundo legislativo y del Derecho Penal, aunque pueda reivindicar el suficiente sentido común como para poder opinar sobre la sentencia que la triada judicial ha dictado para los integrantes del grupo autodenominado “La manada” y que el resto de la sociedad calificamos con otros epítetos menos amables.

Quisiera llamar la atención sobre algunos aspectos del suceso protagonizado por estos cinco individuos, que a mi entender no han quedado lo suficientemente patentes. En primer lugar habría que resaltar las conversaciones del grupo de WhatsApp preparatorias de su viaje a los sanfermines, que expresan de forma clara y contundente sus intenciones: “¿Llevamos Burundanga?. Tengo reinoles tiraditas de precio. Para las violaciones” . Hay en el grupo intención de violar y además explicitan claramente que ése es su fin principal, el objetivo del grupo. Es su forma de entender la fiesta. Hay premeditación y voluntad de violar.

En segundo lugar convendría resaltar el hecho de la superioridad numérica y, como decía mi decimonónico padre, en “edad, dignidad y gobierno”, o sea que le doblaban en peso, le llevaban una década y además eran cinco contra una, dos de ellos integrantes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. El grupo rearma, azuza, ayuda a vencer el miedo y exalta hasta la catarsis. En grupo, en manada, somos más poderosos. Un “lobo” sólo igual tiene remordimientos, dudas. En grupo es más fácil vencer los escrúpulos. Hay imposición y fuerza.

En tercer lugar no hay expresión de sensación de culpa, es más, les falta tiempo para contarlo en las redes, conscientes de que eso se va a quedar grabado y puede ser incriminatorio. Dos de ellos, por lo menos, deberían de saber distinguir qué es un delito y qué no. Se jactan de su “heroicidad” (cinco corpulentos treintañeros vejando a una cría de menos de 20 años en un portal... ¿en algún momento se plantean qué puede estar pensando su víctima?) y siguen la fiesta como si nada, a por la siguiente. Hay psicopatología, no tienen conciencia de haber hecho algo malo.

En cuarto lugar no vendría mal reflexionar sobre qué relación tienen ellos con las mujeres, qué piensan que puedan sentir, cómo se sentirían su madre, su hermana... La “manada” está integrada exclusivamente por hombres y su objetivo parece bastante claro: las mujeres son seres inferiores que ellos pueden violar en grupo y que, además de satisfacer sus instintos más primarios, dejan patente la dominación por la fuerza, sojuzgar a la víctima, sentir que pueden hacer con ella lo que quieran, hasta poder llegar a tomar una decisión definitiva, si fuera el caso. Poder, machismo y desprecio por el género humano.

Y por último, hay que resaltar cómo dejan a la víctima, tirada en el portal, conmocionada, casi sin poder hablar, sustrayéndole el móvil e incapaces de la más mínima empatía con el sufrimiento que pueda sentir esa cría. Lo que les gusta es la humillación, la opresión, el menosprecio... de la mitad de la población y además hay omisión de socorro y encubrimiento del delito.

Cuesta creer que el exclusivo y laborioso camino a la judicatura , dónde se suponen las mentes más preclaras y ponderadas de nuestra sociedad, no atisbe la actitud de estos “depredadores”. ¿De verdad piensan los jueces que no hubo violencia e intimidación y que semejante ataque a la integridad de las personas se puede solventar con tres años de reclusión (cumpliendo un tercio de la condena)?

No nos llamen turba si protestamos en la calle. Pregúntense qué les turba la mente para no imponer una condena proporcional al daño causado y al peligro social que representan y empiecen a considerar a las mujeres con los mismos derechos, deberes y libertades que a los hombres, trátenlas como seres humanos.

Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas


No hay comentarios:

Publicar un comentario