martes, 27 de junio de 2023

TUTELA MEDIÁTICA


Parece ser que el adelanto de las elecciones generales no sólo ha sentado mal a las derechas españolas, tan reiterativas con “acabar con el sanchismo” cuya protesta no se entiende cuando se convoca el plebiscito que lo propicia, sino también a los opinadores, tertuliologos y lideresos de opinión que pueblan nuestros medios de comunicación y en especial los platós televisivos, que ven alterado su descanso vacacional entorpeciendo la difusión de sus doctos e instructivos criterios, veredictos y dictámenes que, comicio tras comicio, iluminan nuestros votos.


¿Cómo van a poder dilucidar qué ha de preocupar a los pobres ignorantes de los discursos electorales para que elijamos la opción adecuada? ¿Cómo prescindir de su erudito consejo que inspire el sentido de nuestro voto? ¿Cómo elegir al candidato conveniente y oportuno para no dilapidar la papeleta? Esperemos que de aquí a la fecha de las elecciones les dé tiempo a machacarnos mañana, tarde y noche con sus sesudos análisis sociopolíticos para explicarnos a quién vamos a elegir y en qué sondeos nos tenemos que fijar.


Es de suponer que, aunque las plumas más selectas del panorama periodístico puedan mandar sus versadas valoraciones vía internet, tertulianos, presentadores y enteraos de los platós televisivos no van a poder esclarecer nuestro huérfano discernimiento electoral. ¿Quién nos recordará las profusas ocurrencias de la candidata de turno, los peligros que acechan a la unidad de la patria, qué víctimas son dignas de nuestra consideración o en qué noticias, de mayor o menor veracidad, hemos de fijarnos para ejercer el sufragio?.


Confiemos en que, los becarios o bisoños comunicadores que sustituyan a los primeros espadas de la caja tonta, orienten el panorama informativo y dirijan nuestros anhelos para que no nos extraviemos con difusos logros como la revalorización de las pensiones, el aumento del salario mínimo, el avance del feminismo, la erradicación de la violencia de género, la garantía de los derechos laborales y el rechazo a la precariedad laboral, la inclusión social de las personas más desfavorecidas, la promoción de las energías limpias y la lucha contra el cambio climático, el apoyo a la sanidad pública, el derecho a una vivienda digna y asequible y todas esas zarandajas sin importancia, para centrarnos en lo que de verdad importa a la ciudadanía: bajar los impuestos a los grandes empleadores, impedir que nos ocupen la casa cuando salimos a comprar el pan, la exaltación de los valores cristianos en la educación de nuestros infantes, la protección de la fiesta nacional y evitar que ETA siga gobernándonos.


Pues eso, a ver si con este lío de votar en vacaciones no perdemos la (nunca suficientemente ponderada) mediática tutela electoral y votamos como dios manda.


Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas


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