miércoles, 21 de agosto de 2024

NEGROS

 

Parece que a los representantes de los partidos políticos, a unos más que a otros, les encanta azuzar a la parroquia para que tomen partido por sus peleas electoralistas. Plantean un panorama apocalíptico en el que estuviéramos a punto de la guerra civil, olvidando que favorecer la convivencia debería de ser su primordial objetivo.


Uno de los temas más recurrentes para esta confrontación suele ser la inmigración. Las manifestaciones contrarias a la llegada de emigrantes, a “los de fuera”, se repiten, mientras muchas voces parlamentarias se oponen a la libre circulación de personas, obviando que la humanidad lleva emigrando desde sus albores y la mayoría de los países se han conformado con habitantes llegados de fuera.


Las vicisitudes de muchas de las personas que llegan a nuestras playas muestran la desesperación de quien se juega la vida para dejar atrás familia, amigos, país... y acabar en una chabola de temporero en unas condiciones en algunos casos peores de las que tenían en su lugar de origen. Desplazados por violencia extrema, carencia de agua y alimentos, falta de derechos, persecución política, etc no ven otra salida que buscar un destino donde poder vivir en paz.


Las vallas, la vigilancia fronteriza, las aduanas, establecen quiénes quedan fuera de la ecuación y quiénes pueden quedarse: el tamaño de su cuenta corriente vencerá cualquier impedimento. Los países con mejor nivel de vida envejecen y hace falta mano de obra que costee los servicios: la población se nutre de otras etnias que muchas veces son señaladas como chivo expiatorio y se convierten en el blanco de los insatisfechos.


“¡No son como nosotros! ¡Son los responsables de la falta de empleo, de la saturación de la sanidad, copan las ayudas asistenciales, son delincuentes, están poniendo en peligro nuestra cultura, nuestra identidad...!”, braman en las declaraciones públicas los prebostes. “Hay que conservar nuestras tradiciones, nuestras creencias, nuestro acerbo, nuestra historia. No podemos poner en peligro nuestra identidad”.


Y es curioso que tanta gente considere la identidad como algo excluyente y que para reafirmar la propia haya que rechazar las otras: que para hacer valer nuestra individualidad haya que seleccionar un solo aspecto renunciando al resto de influencias que recibimos a diario. Las voces que ensalzan nuestros (supuestos) valores patrios nutren de anglicismos su conversación, consumen ocio estadounidense, visten ropa fabricada en oriente, se alimentan de frutos tropicales, hablan por un móvil coreano, compran muebles daneses, conducen coches alemanes, bailan ritmos caribeños, presumen con diamantes africanos y se adornan con banderitas españolas... fabricadas en China.


Como dice Amin Maloof, el escritor franco-libanés, en su esclarecedor y sensato libro Identidades Asesinas, al hablar de la esencia personal: «¿Medio francés y medio libanés entonces? La identidad no está hecha de compartimentos, no se divide en mitades, ni en tercios o en zonas estancas. Y no es que tenga varias identidades: tengo solamente una, producto de todos los elementos que la han configurado mediante una “dosificación” singular que nunca es la misma en dos personas. Todos deberían poder incluir, en lo que piensan que es su identidad, un componente nuevo, llamado a cobrar cada vez más importancia: el sentimiento de pertenecer también a la aventura humana».


Aquélla que comenzó en África cuando la humanidad inició su andadura... cuando todos los de nuestra especie éramos negros.


Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas.


domingo, 11 de agosto de 2024

DEJARSE VER

 

39.699 muertos y 91.722 heridos lleva contabilizados hasta el pasado 8 de agosto el Ministerio de Sanidad de Gaza, a los que habría que sumar 10.00 desaparecidos y 1.200.000 desplazados de una población aproximada de 2.000.000 de habitantes. El último ataque israelí contra una escuela que servía de refugio a los desplazados por la guerra en la ciudad de Gaza al norte del país, ha dejado más de 100 muertos. El Gobierno de Israel asegura haber realizado una “operación con precisión” en su “lucha contra los terroristas y comandantes de Hamás”, declaración que se repite cada vez que bombardea enclaves con población civil, hospitales, mezquitas, mercados, escuelas, campamentos de refugiados...


Es difícil imaginar que uno de los ejércitos mejor preparados del mundo, ayudado y abastecido por la mayor potencia mundial que otorga total libertad a sus desmanes en el genocidio del pueblo palestino, no tenga mejor manera de conseguir sus objetivos que arrasando el territorio y llevándose por delante todo lo que pilla a su paso. Según su interpretación del conflicto, habría que pensar que las brigadas de Hamás estarían repletas de niños, ancianos, mujeres y desplazados que las convertirían en las más mortíferas del planeta, o bien que para abatir a un terrorista hiciera falta sacrificar un centenar o dos de inocentes.


Muy al contrario, muchos diplomáticos internacionales instan al primer ministro Netanyahu para que detenga la masacre y busque una solución dialogada a un conflicto que tan bien le viene para solucionar los problemas de su gobierno y sus asuntos judiciales pendientes. Además una parte sustancial de la población israelí avala un acuerdo que ponga fin a la escalada militar y solucione el problema de los secuestrados, pese a lo cual los bombardeos se repiten.


Mientras tanto, los aterrorizados habitantes de la Franja de Gaza, continúan día a día viviendo el horror de las bombas, hospitales colapsados, sin agua potable ni electricidad, hambruna, falta de alimentos, de medicamentos, epidemias... no sé cómo se puede aguantar tanto dolor, ni qué objetivo puede sobrevivir a semejante matanza, ni qué futuro le puede deparar a un pueblo que, habiendo sufrido el exterminio nazi, ejemplifica en ese ejército su solución final.


Inmerso en esta desazón emerge un anuncio cibernético en la página del periódico digital: PAS, Personas Altamente Sensibles.¿Sabías que las personas altamente sensibles tienen un sistema neurosensorial más receptivo que la mayoría de la población? Entra en detalle y descubre si eres una persona con alta sensibilidad” . No sé cuántos PAS habrá entre la gente que tiene la mala suerte de vivir en Palestina, pero creo que esta escabechina no hay dios que la soporte. Y hablando de dios, sería una buena ocasión para dejarse ver.


Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas.