lunes, 5 de agosto de 2013

ZARZUELAS Y MARISCOS




Hace apenas 15 días, el rey de España retomaba su actividad viajando a Marruecos, invitado por Mohamed VI, acompañado por casi todos los ministros de Exteriores de la democracia española, cinco ministros y un nutrido grupo de presidentes y consejeros de las empresas más granadas del panorama financiero patrio, entre otras personalidades.

Según la Zarzuela, el viaje pretendía “marcar un hito” en las relaciones entre ambos países y se consideraba “muy importante desde el punto de vista político, económico y educativo-cultural”. El viaje ha estado plagado de cenas oficiales en los lujosos palacios del dictador alauita y mucha ceremonia, regalos y protocolo que ha dado fuste y boato a la monarquía de un país que se hunde en la pobreza, la emigración y la falta de los mínimos derechos políticos y sociales. Médicos sin Fronteras retiró recientemente sus efectivos por esta razón y por la falta de seguridad que sufrían sus equipos sanitarios.

El objetivo del viaje, según fuentes diplomáticas, era “profundizar en la relación de asociación estratégica” con Marruecos y ampliar la malla de intereses comunes. “La especial relación entre las dos monarquías tiene mucho valor económico”, reiteraron las fuentes diplomáticas, que elogiaron el potencial futuro, ya que en la actualidad, las exportaciones españolas a su país, son poco menos que testimoniales.

Sin embargo, gracias a los medios de comunicación marroquíes, nos hemos enterado que, a petición del rey Juan Carlos y los servicios secretos españoles, se ha indultado a un pederasta que abusó de niños de entre 3 y 15 años, aprovechándose de la precariedad de sus familias y que fue condenado a 30 años de cárcel por el tribunal de Kenitra. La identidad del pervertido, a pesar de contar con pasaporte otorgado por las autoridades españolas que aseguran era un catedrático jubilado de la Universidad de Murcia que enseñaba Ciencias Oceánicas, parece más que dudosa y, según se recoge en distintos medios de comunicación, corresponde a un turbio espía iraquí con no se sabe qué conexiones con los servicios secretos españoles.

Las protestas se han extendido por el país vecino y una vez más, la imagen de España ha quedado patente gracias a nuestro más insigne embajador que se supera a sí mismo con cada nueva intervención. Algo huele a podrido en la Zarzuela y no es precisamente el marisco, que ése seguro que es fresco.

Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas

No hay comentarios:

Publicar un comentario