jueves, 8 de enero de 2015

DIOSES Y BESTIAS


En el nombre de Alá, el compasivo, el misericordioso, creador de todas las cosas y fuente inagotable de sabiduría, omnisciente y eterno, infinitamente poderoso, has cargado el kalashnikov con balas bendecidas por quienes dicen ser intérpretes de mis palabras, para lavar mi nombre, sin darte cuenta de que mi nombre no hace falta limpiarlo porque ya es puro, está por encima de todas las cosas y ningún mortal lo puede ensuciar.

Tu soberbia te hace erigirte en mi defensor como si yo lo necesitase y como si unos simples monigotes pusieran en peligro mi integridad, mi palabra y mi razón, como si una simple broma pudiera tambalear mi autoridad ¿Tan débil me crees como para verme amenazado por una simple caricatura?

¿Piensas que te prefiero mezquino, ruin, vengativo? ¿Acaso crees que necesito de tu insignificante odio para reafirmar mi grandeza? ¿Por qué no diriges tu ira contra quien te expulsó del lugar que te vio nacer y se niega a compartir la riqueza de la tierra, sumiéndote a ti y a los tuyos en la pobreza, en la ignorancia y en la insalubridad? ¿Por qué arremetes entonces contra tus vecinos que, probablemente, están tan jodidos como tú y, si tienen alguna responsabilidad en la marginalidad a la que te someten, esos no son los blancos de tu fusil?

Quizá pienses que segando la vida de los que, armados con la pluma y la palabra, son capaces de reírse de todo y de todos, ellos incluídos, utilizando el humor para arrancarnos una sonrisa y haciendo este mundo un poco más habitable, me honras. Has de saber que, si realmente piensas que mis enseñanzas son la verdad y la vida, huelga la fuerza para que triunfen. Las armas se utilizan cuando fallan todos los argumentos, cuando ya no hay razones y matando en mi nombre me envileces. Olvídate del Edén pues tan sólo has contribuido a convertir este mundo en un infierno. Esa es toda tu contribución.

Has de saber, pequeño necio, que el amor y no el odio es lo que engrandece a las personas. Y no hay mayor expresión de amor que hacer reír a los que nos rodean. El humor, el chiste y la ironía no suponen ninguna afrenta a la verdad puesto que la risa es el lenguaje de los dioses. ¿Acaso has conocido a alguna bestia con sentido del humor?

Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas
(chupatintas diplomado y, en los ratos libres, dios)

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