HOMENAJE

Desconocía quién era el tal Reyes, futbolista que ha fallecido, parece que con un coche muy caro y a más de 200 km/h., en accidente de circulación. Si hubiera sido neurocirujano o catedrático en biología molecular tampoco es fácil que supiese de su existencia pero estoy seguro que los medios de comunicación no habrían sido tan profusos en informarme. Supongo que será una tragedia para su familia y allegados y comprendo su dolor sean cuales sean las circunstancias de la muerte, pero de ahí a hacerle un homenaje como si fuera un "padre de la patria", un "héroe nacional" o un "ilustre ciudadano" me parece totalmente desmedido, más si tenemos en cuenta que en el accidente murió un acompañante y otro quedó gravemente herido.

Parece que la gente del espectáculo ha cobrado una consideración y una trascendencia que, a mi modo de ver, dista mucho de corresponderse con los méritos conseguidos: ser gente guapa, actuar haciéndose pasar por quién no se es o ser hábil chutando al balón en calzoncillos no parecen méritos suficientes para que la nación deba expresar su gratitud. Da la impresión de que nuestra sociedad necesita héroes y a falta de los de verdad, los que se dejan la piel y la vida en un ideal, los que hacen algo memorable que nos sorprende a los mediocres y gente del montón, tenemos que echar mano de estos "próceres de plexiglás" que nos alegren un poco el tedio y aburrimiento sociales.

Porque lo que está claro es que el valor, interés o merecimiento de gente que se esfuerza a diario en conseguir su sueño sabiendo que el fracaso le acompañará de por vida, personas que cuidan de los suyos conscientes de que ni siquiera te lo van a reconocer ni agradecer o en un trabajo muchas veces ingrato y casi siempre mal pagado, no vende ni interesa a este espectáculo en que se ha convertido la vida por estos lares.

No me gustan los triunfadores que logran un éxito y se vanaglorian de ello toda su vida. Prefiero la gente que fracasa porque se levanta y vuelve a intentarlo. Y además no van de gilipollas.

Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas