lunes, 28 de septiembre de 2020

VIRUS Y COSTUMBRES

 

"¡Eso es lo más grande que hay!" ¿Quién no ha escuchado a su alrededor esta frase referida a cualquiera de las cosas o situaciones que nos hacen la vida más llevadera? ¿Y quién no la ha dicho para ensalzar el almuerzo, las celebraciones con amigos y familiares, el triunfo de su equipo de fútbol o las fiestas de su pueblo?

Así pues, en estos tiempos en los que un virus se extiende por nuestras mucosas invadiendo invisible y sutilmente el aire que nos rodea, muchos de nosotros nos declaramos incapaces de renunciar a nuestros "momenticos" y otros, por su naturaleza juvenil o su inconsciencia, asumen el riesgo de contagiarse, convencidos de que la voluntad podrá con el infortunio y que a ellos no les va a pasar...

Acostumbrados a satisfacer nuestras apetencias con inmediatez y sin demasiado esfuerzo, a veces nos mostramos incapaces de imponernos la más mínima disciplina en nuestros hábitos. ¿Cómo desistir de reuniones con amistades y familia? ¿Cómo prescindir de salir de copas el finde? ¿Cómo no vamos a ir este año de vacaciones? ¿Acaso la inercia no nos arrima unos a otros y respirar con mascarilla no es tan cómodo como hacerlo sin ella?

Incluso los hay que confían en su calidad genital o condición patria para vencer al virus, incapaces de comprender la lógica del patógeno ajeno a tan espurios argumentos. Nos cuesta cambiar nuestras asimiladas costumbres en las que nos sentimos seguros y confortables, sin querer entender que es la adaptabilidad a las circunstancias que nos rodean la llave de nuestra supervivencia y de los de nuestro entorno.

La renuncia a esos pequeños caprichos que impiden el contagio es el insignificante precio que tenemos que pagar para frenar la pandemia, valorar a los profesionales que nos ayudan aun a riesgo de sus vidas y cuidar de nuestros mayores, devolviéndoles el esfuerzo que hicieron en cuidarnos y agradecerles el mundo que nos dejaron, no perfecto pero sí mucho mejor del que se encontraron. Así que ponte la mascarilla correctamente y mantén la distancia.

Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas


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