lunes, 23 de febrero de 2015

POLÍTICOS AMATEURS


Ahora que se acercan las elecciones, se arreglan las calles, se inauguran hasta las alcantarillas y se prometen cientos de puestos de trabajo para la próxima legislatura, los partidos “populares” navarros, en una pirueta austera de sensatez y holgada de desmemoria, nos proponen desprofesionalizar la política.

Resulta que fueron ellos mismos los que en la legislatura 2003/2007 aprobaron, gracias a su mayoría absoluta, el que los parlamentarios tuvieran un sueldo para poder dedicarse en exclusiva a la política. En la cantidad de despropósitos y desfalcos que han anegado la vida pública de este país, el recorte que plantean no deja de ser “el chocolate del loro”. ¿Acaso va a ser garantía de que, no percibiendo estipendio alguno, la clase política lo va a hacer mejor? Si cobrando lo que cobran ya hay muchos que se les hacen los dedos huéspedes ¿como evitarán la tentación de “meter la mano en el cajón” si no reciben un sueldo que les permita vivir con dignidad? ¿Quién se va a poder (o querer) dedicar a la política?¿Y por qué no se va a retribuir la dedicación a la causa pública? ¿Es casualidad que lo digan ahora que presagian ser desalojados de las poltronas que tantos años han ocupado?

Esta amnesia viene a sumarse al olvido de aquel “eterno diputado navarrro” que (entre otros muchos) trasegaba entre Madrid y Pamplona sobresueldos “ensobrecidos” para compensarle a su compañero de partido por haber tenido que cerrar la consulta al ser nombrado consejero de Salud del Gobierno de Navarra. Aparte del sueldo que le correspondía como consejero, el “popular” estuvo cobrando (en B) 3.600 euros de sobresueldo desde 1991 hasta 1995 (que se sepa).

No obstante resulta llamativo que en el Área Metropolitana de Pamplona (unos 300.000 habitantes) haya veintitantos ayuntamientos y más de 280 concejales. Bien es cierto que muchos concejales de ayuntamientos pequeños no cobran nada y que España está por debajo de la media europea en número de funcionarios, pero la mayor distorsión parece que se halla entre los cargos políticos que pueblan nuestra Administración: aparte de los gobernantes electos (Congreso, Senado, Parlamento Europeo, Comunidades Autónomas) habría que enumerar una incalculable caterva de Vicepresidentes, Directores Generales, Secretarios, Delegados (en las distintas administraciones), asesores y cargos de confianza en empresas públicas y participadas,  Mancomunidades, Cámaras de Comercio, Federaciones, Institutos, Tribunales, Observatorios, Fundaciones, Embajadas, Delegaciones, Diputaciones, Cabildos, Agencias, Consorcios, Casa Real, Organismos, Tribunales, Patronatos, Consejos, Tesorerías, Agencias, Secretarías, Gabinetes, Patrimonios, Direcciones Generales, Instituciones, Mutualidades, Parques, Entidades de gestión, de cooperación, de desarrollo, financieras, culturales, de conservación, de investigación, de transporte, infraestructuras, etc. etc. etc.

Así las cosas y dado que en mi comunidad soy el único vecino sin cargo de Presidente, ni vicepresidente, ni secretario, ni administrador, voy a ver si llego a un acuerdo con las cucarachas de mi piso y monto una comisión de subsecretarios. No saldremos de la miseria pero las reuniones van a ser de categoría.

Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas

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