Desalmados. Está claro que este
Ayuntamiento no tiene corazón. ¿Cuándo se ha visto que, en la
dilatada historia de la ciudad, se haya perseguido con tal saña a
las pobres palomas que, desde tiempos inmemoriales, pueblan el cielo
pamplonés?. Ellas, símbolos de la paz, tercera persona de la
Santísima Trinidad y destino de nuestros bisoños y vacilantes pasos
en su persecución, son ahora acosadas, amedrentadas y probablemente
abatidas por un desconsiderado consistorio (¡que se las da de social
y humanitario!) que ha contratado a Furti 0212, Vent, Derrota y
Juevintxo, desalmadas rapaces, para darles caza e implantar el terror
de tan tiernos pajaricos.
¡Ay paloma! Tú que has comido sumisa
de nuestra mano, revoloteando alegre alrededor del solariego banco
donde nos solazábamos, ahora amenazada por la implacable sombra del
águila y el gavilán. ¡Y qué paradoja que, precisamente tú, que
das buena cuenta de la merienda torpemente caída del infante ñoño,
que limpias con esmero la croqueta derramada que lustra nuestros
adoquines de Navarrería o San Nicolás y que repliegas con gusto y
fruición (y a veces con embriagadores efectos añadidos) la cena
cuasi digerida de alguno de los múltiples trasnochadores del finde,
vayas a acabar en el pico de Juevintxo!.
Disculpo la ininteligible amabilización
del Centro, el churro en que vais a convertir la Avenida de Pío XII,
la no realización de un carril bici digno de ese nombre después de
casi una legislatura, la tolerancia demostrada con los desmanes
turísticos y hosteleros o la pretensión de convertir en un centro
de la memoria histórica el Mausoleo de los genocidas de la dictadura
nacional-católica, pero lo que no soporto es este acoso a las
entrañables palomas y palomos que, durante tantos años, han dejado
en la vieja Iruña, en nuestros balcones y ventanas, en nuestros
bancos y fuentes, en nuestras iglesias, catedrales y monumentos,
abnegadamente y sin descanso, lo mejor que llevaban dentro. ¡Qué
desagradecidos!
Cualquier día vemos a los buitres de
Echauri rondar a un exaltado turista australiano, a los
quebrantahuesos pirenaicos sobrevolar cualquier despedida de soltería
o a un trashumante alimoche merodear un fondo reptil. No caerá esa
breva.
Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas
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