viernes, 21 de septiembre de 2018

PAJARITOS, PAJARRACOS.



Desalmados. Está claro que este Ayuntamiento no tiene corazón. ¿Cuándo se ha visto que, en la dilatada historia de la ciudad, se haya perseguido con tal saña a las pobres palomas que, desde tiempos inmemoriales, pueblan el cielo pamplonés?. Ellas, símbolos de la paz, tercera persona de la Santísima Trinidad y destino de nuestros bisoños y vacilantes pasos en su persecución, son ahora acosadas, amedrentadas y probablemente abatidas por un desconsiderado consistorio (¡que se las da de social y humanitario!) que ha contratado a Furti 0212, Vent, Derrota y Juevintxo, desalmadas rapaces, para darles caza e implantar el terror de tan tiernos pajaricos.

¡Ay paloma! Tú que has comido sumisa de nuestra mano, revoloteando alegre alrededor del solariego banco donde nos solazábamos, ahora amenazada por la implacable sombra del águila y el gavilán. ¡Y qué paradoja que, precisamente tú, que das buena cuenta de la merienda torpemente caída del infante ñoño, que limpias con esmero la croqueta derramada que lustra nuestros adoquines de Navarrería o San Nicolás y que repliegas con gusto y fruición (y a veces con embriagadores efectos añadidos) la cena cuasi digerida de alguno de los múltiples trasnochadores del finde, vayas a acabar en el pico de Juevintxo!.

Disculpo la ininteligible amabilización del Centro, el churro en que vais a convertir la Avenida de Pío XII, la no realización de un carril bici digno de ese nombre después de casi una legislatura, la tolerancia demostrada con los desmanes turísticos y hosteleros o la pretensión de convertir en un centro de la memoria histórica el Mausoleo de los genocidas de la dictadura nacional-católica, pero lo que no soporto es este acoso a las entrañables palomas y palomos que, durante tantos años, han dejado en la vieja Iruña, en nuestros balcones y ventanas, en nuestros bancos y fuentes, en nuestras iglesias, catedrales y monumentos, abnegadamente y sin descanso, lo mejor que llevaban dentro. ¡Qué desagradecidos!

Cualquier día vemos a los buitres de Echauri rondar a un exaltado turista australiano, a los quebrantahuesos pirenaicos sobrevolar cualquier despedida de soltería o a un trashumante alimoche merodear un fondo reptil. No caerá esa breva.

Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas

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