sábado, 22 de febrero de 2020

EL PIN "PIRIBIPIPÍ"



En estos tiempos confusos en los que una diputada ultranacionalista (española) asegura que “quien mejor encarna los valores republicanos es el rey”, otra de parecido sesgo ideológico afirma sin pudor que no sentirse (nacionalista) “español-español” es de paletos y una tercera, ésta más instruida que dice citar a Simone de Beauvoir, declara que las feministas no son mujeres (¿serán extraterrestres? en ningún caso españolas...), se ha creado una polémica porque, parece ser, que no nos dejan educar a nuestros hijos en libertad.

Adalides de trayectoria libertaria y socialista (en concreto nacional-socialista) como el PP, Partido Popular, de ahí su nombre, y VOX, lo que sea que quiera significar, que yo lo ignoro, se están afanando en atacar nuestro sistema educativo usando para su reivindicación el llamado “pin parental”, que no es otra cosa que la posibilidad de que los padres podamos elegir qué aprenden nuestros hijos y qué no hay que contarles. ¡A ver si no vamos a poder elegir las disciplinas y contenidos de la educación de nuestros vástagos! Libertad de cátedra, pues.

Y que no nos hablen de que una cosa es la ley, que regula nuestras relaciones cívicas y sociales de obligado cumplimiento para la convivencia y otra la moral impartida en la intimidad y donde inculcamos a nuestra descendencia los valores que rigen las relaciones dentro de casa y la manera de ver e interpretar el mundo. Que no nos intenten convencer de que la ley es para todos y la moral para el hogar siempre que no contradiga a aquella. Tanto que dicen de democracia... ¿No somos todos iguales? ¿No son todas las opiniones tan respetables unas como otras? Pues nuestros descendientes estudiarán lo que a nosotros nos dé la gana.

Poco importa lo que diga la ley al respecto si yo considero que mi sucesor pueda soltar una “toñeja” a cualquier compañero de clase si lo considera oportuno, si se quiere pimplar un garrafón de moscatel siendo menor de edad o si le da por correr el encierro a los doce años: tiene todo el derecho del mundo para hacerlo si yo le dejo. ¿Acaso no consideramos legítimo respetar nuestras viejas tradiciones? ¿Hasta cuándo el adoctrinamiento de nuestros retoños? Cualquier día les intentan convencer de que la Tierra es redonda o algo peor... ¡que venimos del mono!

Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas


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