lunes, 17 de julio de 2023

TXAPAPOTE... y un soneto con estrambote

 

“Que hablen de mí aunque sea bien”, ese parece ser el lema de la derecha extrema y la extrema derecha en los discursos que se prodigan para intentar ganar estas elecciones.


Exprimiendo lo aprendido en las tertulias del neoliberalismo sin complejos, una y otra vez nos sorprenden con sus ocurrencias más estrafalarias que destacan en los medios de comunicación: que el concebido no nacido sea considerado un miembro más de la unidad familiar, que ETA está más viva que nunca y vive de nuestro dinero, que cuando volvamos de vacaciones Podemos y sus amigos okupas habrán invadido nuestra casa, que se sienten muy orgullosos de los atascos de Madrid, que hablar de empleo basura es ofensivo porque puede haber gente que busque un empleo basura, que el coronavirus es lo mejor y lo peor que nos ha pasado en la vida, que la ley de vivienda se cimenta sobre las cenizas del atentado de Hipercor, que el feminismo es un cáncer, que los carteros están manipulados por el gobierno para hacer pucherazo, que la culpa de la guerra civil la tuvo la II República y que la dictadura de Franco fue un periodo muy apacible, que las autonomías son un nido de despilfarro y corrupción, que el matrimonio entre personas LGTBI es como el matrimonio entre hermanos, un perro y una señora o una señora y un delfín...


La estrategia parece clara: enfangar la campaña electoral con discursos rellenos de falacias, rumores y bulos que erosionan la credibilidad de todo el espectro político, manipulan a la opinión pública y erosionan la estabilidad del Estado y las instituciones. Ante la avalancha de datos e informaciones que proporcionan los medios de comunicación y las redes, resulta muchas veces difícil distinguir lo real de lo inventado por la abundancia de noticias que nos llegan, la velocidad con que se generan o las cuentas falsas que alteran sucesos y producen embustes.


Ya se sabe que la mentira tiene las piernas cortas pero también es cierto que el desmentido carece del impacto de la trola y que una falsedad repetida con persistencia puede llegar a parecernos cierta.


Así pues está claro que, con el principal objetivo de ganar las elecciones y ocupar el gobierno de este país, los partidos de la derecha se afanan en embarrar la opinión pública y, aprovechando los recursos más miserables y oportunistas, confundir al electorado para anular razonamiento y criterio, sembrando la duda y reduciendo nuestro parecer a considerar todas las opciones iguales o fomentar la abstención por hastío de los indecisos. Aumentar el txapapote reivindicando a Txapote.


Buscando el voto la derecha rancia

y queriendo ser de la izquierda azote,

feroz grita: ¡que les vote Txapote!,

divulgando este lema con jactancia.


Aunque sea una rima sin substancia,

calculan que tamaño chapapote

logrará que a la postre se les vote,

cosechando en las urnas la ganancia.


No debaten programa en su campaña,

ni promesas ni algo que comprometa,

les basta la mentira y la patraña.


Rescatan del baúl la metralleta

y aunque sea mezquina la artimaña

así pueden decir que todo es ETA.


Con esta jugarreta

descubren su calaña torticera

y hacen de la ignominia su bandera.


Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas


1 comentario:

  1. Cuanta razón por desgracia tienes. Que algun dios nos coja confesados o colocados

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