PIRATAS

Somalia ya no está en los noticieros. Calmadas las aguas tras la resolución del secuestro del Playa de Bakio, esa porción de África ya no merece nuestra atención. No puedo por menos que alegrarme del feliz desenlace que no se ha cobrado ninguna vida humana aunque sí tres cuartos de millón de euros, transferidos vía filibustero bufete londinense hasta la cubierta del barco.

Los famélicos piratas (piel y huesos al decir de los secuestrados) han conseguido magro botín, en un país cuya situación, según Médicos Sin Fronteras, es no ya catastrófica sino dantesca. Los señores de la guerra alquilan sus caladeros, que la escuálida e inexistente flota somalí no puede faenar, otorgando patente de corso a los pescadores de países cuya pesca se agotó por sobreexplotación.

El país se desangra en una cruenta guerra que apenas les ha dejado respirar desde que dejaron de ser colonia anglo italiana. Si los habitantes de esta castigada porción del planeta carecen de presente y futuro, si no tienen donde caerse muertos aunque sí muchas probabilidades de fenecer y la carencia de sus necesidades más básicas corroe sus entrañas ¿Qué tienen que perder salvo el hambre?

Aunque prescindiéramos del mínimo sentido ético para con nuestros semejantes, debería preocuparnos su miseria asfixiante ya que tendremos que empeñar nuestra opulenta y complaciente calidad de vida para financiar el mezquino blindaje de nuestras fronteras.

Mientras los ahítos occidentales esquilmamos los recursos planetarios, nuestros hambrientos vecinos afilan su desesperación. En cuanto nos descuidemos se nos meriendan.

En Pamplona/Iruña a 21 de mayo de 2008
Juanito Monsergas