jueves, 28 de mayo de 2015

REACCIÓN


Inquieta, cuando menos, la reacción de la presidenta del Gobierno de Navarra, de su portavoz y del alcalde de Pamplona, todos ellos del partido que ha gobernado ininterrumpidamente durante estos últimos veinte años, declarando al día siguiente de celebrarse las últimas elecciones autonómicas y municipales que la situación de Navarra le recuerda a la de “la Alemania pre-nazi”, que “Navarra y Pamplona considerarán (?) inadmisible que Bildu gobierne en la capital” y que “no puede ser que Pamplona caiga en manos de los que no han condenado a ETA”, asegurando de antemano que van a hacer una oposición “contundente”.

¿Qué pensarán los que sí han conocido el nazismo (incluso su aliado, el franquismo)? ¿Y qué les parece que han dicho los 100.000 habitantes que han dado su apoyo a las formaciones que tanto sarpullido provocan en la derecha navarra? ¿Son ciudadanos de segunda por no elegir bien a quién votar? Geroa Bai y EH Bildu son partidos perfectamente legales y han mostrado claramente su rechazo a la violencia y respeto por el resultado de las urnas. Bastante más que UPN o PP, para quienes cuando el pueblo les apoya resulta soberano, pero cuando no lo hace es que ignora lo que le conviene y es preciso tutelarlo.

Como los malos estudiantes que, ante las malas calificaciones, achacan a los demás sus pésimos resultados y, lejos de hacer autocrítica y aprender de los errores que indudablemente todos cometemos en mayor o menor medida, lanzan excusas de mal perdedor, tienen reacciones infantiles acusando al prójimo de sus propias equivocaciones y eluden sus responsabilidades. Lo único que se les ocurre es ponerles las cosas difíciles a los que quieran gobernar, hacer una oposición “contundente”, no colaborar ni pretender cambiar la difícil situación por la que atraviesan tantos habitantes de esta comunidad y que, su avaricia, insensatez y falta de prudencia han provocado. ¿Esto es navarrísimo?

A fin de cuentas, según nos recuerdan machaconamente las hemerotecas, lo que tantas veces han repetido durante tantos años de que cualquier idea, cualquier alternativa, cualquier proyecto podía defenderse en ausencia de violencia con el mero uso de la palabra no parece que lo tengan muy asumido. Va para cuatro años que callaron las armas y todos estamos muy contentos de que así sea y de que, aquellos que en su día utilizaron el recurso de la fuerza para imponer sus tesis, abandonen esos excesos y se sumen a la vida política, al diálogo y al juego parlamentario para defender sus proyectos. Es de lo que se trataba ¿no?


Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas

No hay comentarios:

Publicar un comentario