viernes, 20 de noviembre de 2015

COMERCIO, HORARIOS Y ALCOHOL


En respuesta a la carta aparecida en Diario de Noticias el 18/11/2015 bajo el título “Pequeño comercio: van a por nosotros” quisiera hacer al respecto las siguientes consideraciones:

Si bien es cierto que la ANAPEH y la AEHN intentan desviar la responsabilidad del tumulto que se organiza en las calles del Casco Viejo de jueves a domingo achacándolo al botellón, cuando es más que evidente que el problema lo ocasionan los clientes de algunos bares, el sentido común nos induce a pensar que la venta de alcohol a altas horas de la noche no responde a una demanda vecinal sino a un consumo barato de alcohol en las calles, que redunda aún más en convertir el espacio público en una macrosala de fiestas cada fin de semana.

El consumo de alcohol, lo mismo que otras actividades comerciales (y por tanto sujetas a fiscalización impositiva) han de estar circunscritas a un local determinado, con sus límites, sus cierres y aislamientos pertinentes y sus servicios y controles que marcan las leyes que todos seguimos. No veo en su reivindicación de venta libre de horario y alcohol ningún bien para el vecindario en particular, para beneficio de la ciudad, ni qué valor puede aportar a la sociedad si no es incrementar el botellón ocasionado por algunos establecimientos hosteleros y promocionar un ocio de borrachera “low cost” que degrade aún más nuestras descontroladas calles.

Dudo mucho que el pequeño comercio, ese comercio que llama usted “de toda la vida”, al que conozco desde hace muchos años y al que acudo a diario, vaya a sobrevivir vendiendo alcohol a la una o las dos de la madrugada. Hablar de que esta norma “...va a cerrar muchos comercios de nuestra localidad y de toda la Comunidad Foral, que se perderán muchos puestos de trabajo y la quiebra de las familias...” es pura demagogia. Más bien creo que los pocos comercios que se dedican a expedir bebidas etílicas a tan intempestivas horas son una minoría que, haciendo una competencia desleal a los bares, buscan un beneficio exclusivamente económico y apenas contribuyen a servir al vecindario sino más bien al visitante que busca una borrachera barata y utiliza el espacio público como una enorme taberna donde poder desmadrarse y aliviarse en cada portal.

Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas

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