jueves, 1 de enero de 2009

PAGANDO BAJO LA DUCHA


El Ministerio de Cultura ha lanzado una campaña para frenar las descargas en la web. El Parlamento Europeo debate estos días la legislación para controlar el P2P, mientras Francia y Reino Unido ya están aplicando sanciones para evitar la piratería.

La encomiástica labor llevada a cabo por la SGAE y las compañías discográficas, más preocupadas (qué duda cabe) por los derechos de los artistas y creativos que por sus emolumentos y plusvalías, podría beneficiarse de algunos aspectos de nuestras vidas no suficientemente ponderados.

Hablo de las citas de prohombres y pensadores, cuyo ingenio y esfuerzo han contribuido al acervo cultural imperante, que se prodigan en tantas y tantas conversaciones sin apoquinar por uso indebido.

¿Y qué me dicen de gravar los insultos e imprecaciones utilizados de forma generalizada por la ciudadanía y que, a pesar de que sus inventores se pierdan en la noche de los tiempos, supondría a la filantrópica asociación una fuente inagotable de plusvalías? ¿Por qué, entre cagëndioses y hostias en vinagre, los descendientes de las meretrices no van a beneficiarse cuando alguien tacha a otro de hijueputa?

Otro aspecto estimado exiguamente, sería la interpretación de canciones por profesionales tan ajenos al mundo musical como fontaneros, albañiles, pintores, etc. que, sin ningún pudor, entonan los éxitos de ahora y siempre de forma gratuita e insolidaria.

Por último, pero no menos importante, estaría el asunto de cantar bajo la ducha ¿Es justo que nuestros higiénicos cánticos mañaneros queden exentos de impuesto? Ya que parece difícil evaluar los gorgoritos entonados en nuestro aseo personal bien pudiera aplicarse un canon al jabón.

Siendo labor de la SGAE la recaudación por la utilización de canciones y tonadillas en fiestas, verbenas y bodas, supongo que no se eximirá de gravamen a las misas dominicales con sus piadosas lecturas y salmodias. Eludiendo por esta vez la tasa, podríamos mencionar aquello de Al César lo que es del César y adios, hasta la vista.

Suyo afectadísimo:
Juanito Monsergas

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