domingo, 14 de junio de 2009

SITUACIONES EMBARAZOSAS


No le faltaba razón a aquel que decía que conducir y tener hijos le dejan a cualquiera. En no pocas ocasiones he echado en falta un manual en mis relaciones paterno filiales. Lo que desde fuera se ve muy sencillo (la educación de nuestros vástagos) resulta, a la postre, una complicada labor.

La ministra de Igualdad dice que si las chicas de 16 años se pueden operar los pechos no tienen por qué pedir permiso a sus padres para abortar. Hay quien afirma que, si una muchacha puede casarse a tan temprana edad, no hay razón para que tenga que comunicar a los ancestros la interrupción de su embarazo.

No entiendo muy bien cómo se precisa mayoría de edad (18 años) para tener autonomía social, mercantil y judicial y sin embargo le dejen hacer todas esas cosas que dicen que pueden hacer. Será que mi obtusa y escasa formación legislativa se basa exclusivamente en el sentido común.

No hace tanto, las mujeres eran perseguidas por practicar el aborto, pudiendo dar con sus huesos en la cárcel, lo mismo que los médicos dedicados a tan delicados menesteres y ahora se pretende que las menores de edad (de cuya integridad los padres son responsables) oculten una intervención quirúrgica que, no olvidemos, entraña su riesgo.

Se me antoja que una moza en tan difícil tesitura ha de necesitar, por fuerza, compañía y apoyo psicológico, no sólo de la familia sino también de los servicios sociales. No parece que sea momento de dejarle sola en tan amargo trance.

Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas


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