Los nuevos prestidigitadores han irrumpido con fuerza en el panorama mágico del ilusionismo, Elegantes fulleros muestran la vacuidad de sus cajas fuertes tras haber atesorado ingentes y apabullantes beneficios que hemos podido corroborar año tras año. Con un grácil chasqueo de sus dedos han esfumado miles y miles de millones.
B. Madoff escaquea cincuenta mil millones de dólares, un cubo de billetes de cien trompos tan alto como una casa de cinco pisos. Lehman Brothers birla otros cincuenta mil millones, esta vez de euros...
Los gobiernos se aprestan a reflotar el sistema bancario, aunque nadie se fia de nadie y no se conoce la magnitud del problema. El Estado cede a las entidades financieras cincuenta mil millones para comprar activos, cien mil millones para avales y ahora se aprueba una nueva partida de noventa y nueve mil millones para liquidez y financiación... parece mucho dinero como remedio.
Vista la danza de millones que se trajinan a mi alrededor y, con la encomiástica pretensión de pillar cacho, he tomado la decisión de abandonar el estéril oficio de junta letras imprecatorio y sumergirme en el proceloso mundo del asombro y la fascinación tomando clases de magia.
Ilusionismo, escamoteo, milagrosas desapariciones, traslaciones, manipulación... un horizonte de oportunidades en el que desarrollar las técnicas necesarias para dominar el trile, los fondos dobles y el espejo malabar. ¡Tiembla Guolestrit que me voy a hacer el p... amo!
Suyo afectadísimo: Juanito Monsergas
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