jueves, 22 de noviembre de 2007

BUENAS INTENCIONES


Sorprende, en la inadmisible pretensión de trasladar al largo centenar de niños de Chad a Francia por parte de la asociación El Arca de Zohé, la tardía paralización de la expedición por parte de las administraciones (servicios sociales, diplomáticos, aduaneros, ...) de los países de origen y destino, deteniéndola cuando sus integrantes ya estaban en el avión. No parece fácil la reubicación de los menores, así como conocer el periplo que les ha llevado finalmente a la institución de Abeché.

A pesar de las buenas intenciones declaradas desde un principio por los responsables de la ONG y de algunas familias receptoras, lo que este tipo de actuaciones reafirma es que, como sostiene la Federación Española de Entidades Colaboradoras, “sin la seguridad jurídica del menor no puede procederse ni a su adopción ni a su acogimiento”.

Tanto Chad como Francia (quinta potencia mundial) tienen suscrito desde 1990 el Convenio de la Haya sobre los Derechos del Niño firmado por la ONU en 1989 y sus administraciones han de velar por su cumplimiento, obligando a las entidades que trabajan en ese campo a respetarlo, porque las personas que se acercan a un proceso (nacional o internacional) tienen que tener la seguridad de que el traslado de los pequeños cuenta con las garantías necesarias y se ajusta a la protección que, como seres humanos (indefensos) que son, se merecen. Seguro que los futuros hijos adoptivos se lo agradecerán siempre.

En Pamplona/Iruña a 22 de noviembre de 2007
Juanito Monsergas

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