lunes, 18 de febrero de 2008
PÚBERES DELINCUENTES
Los veo en la plaza, bajo mi balcón, con sus ruidosos juegos, impidiéndonos echar la siesta a los mayores en edad, dignidad y gobierno. Sus escandalosas mochilas destrozan calles y aceras en sus desplazamientos escolares, imponiéndose en pasos de peatones a los pacíficos vehículos y colapsando el tráfico rodado.
No le hablan de usted al sacrosanto maestro, privado por las absurdas leyes de respeto y tolerancia, de soltar un buen par de sopapos a cualquier menor que rechiste en sus aulas. Ahora todo lo cuestionan y pretenden que se razone con ellos como si fueran seres humanos dignos de respeto.
No les basta con la televisión, a la que les abocamos para que no den el coñazo, pues quieren también la “game”, la “nintendo”, la “wii” y no sé cuantas cosas más, ahogando las economías familiares.
Y no descartemos reducir la edad penal hasta las guarderías, que hay muchos críos de 2 y 3 años que tiranizan a sus padres, exigiéndoles atención absoluta, tirando y rompiendo todo lo que les viene en gana y berreando como energúmenos cuando no se salen con la suya. ¿Y qué me dicen de aquellos que dan patadas a sus madres cuando aún residen en el vientre materno? ¡Jarabe de palo y menos contemplaciones!
Diga que sí, don Mariano, mano dura con los adolescentes. Si a usted no le hubieran dado las collejas que le atizaron de chaval, ahora no sería quien es y ésa debe ser una buena razón para aplicar métodos tan contundentes y expeditivos.
Ya lo dijo el obispo de Tenerife: no existen curas pederastas, lo que pasa es que los adolescentes, llenos de lascivia y perversión, desean los abusos y provocan a los candorosos clérigos.
En Pamplona/Iruña a 18 de febrero de 2008
Juanito Monsergas
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