martes, 26 de febrero de 2008

CON CABEZA Y CORAZON


Hace ahora cuatro años que el Partido Popular perdió las elecciones propiciando un cambio de gobierno. Achacando su derrota a no se sabe qué conjuras e intentado restar valor a la decisión soberana de los ciudadanos, no ha perdido ocasión durante este periodo para, usando todos los recursos y argumentaciones posibles, intentar boicotear la acción del partido gobernante.

Aún a sabiendas de la falsedad de su mensaje, no han dudado en ningún momento proclamar las mayores catástrofes y las desgracias más apocalípticas, sirviéndose de los sectores más reaccionarios, para amplificar sus convulsos embustes.

Sin acabar de digerir la derrota, se embarcaron en un rastrero boicot para impedir cualquier tipo de diálogo que buscara una salida al enquistado problema de la violencia y dejando sin margen de maniobra a un gobierno torpedeado una y otra vez con “inadmisibles entreguismos” “ventas territoriales” y “concesiones judiciales” que todavía colean en sus irreales discursos.

Las parejas del mismo sexo que han conseguido poder regularizar su situación y equipararse a las uniones heterosexuales han tenido que escuchar, por boca de los más variados carcamales al alimón con la enfermiza Conferencia Episcopal, las mayores barbaridades que la dignidad humana pueda concebir.

La implantación de la meliflua Educación para la Ciudadanía, asignatura que pretendía instaurar unos valores de respeto y convivencia esenciales en toda sociedad, ha sido interpretado por tan calenturientas mentes como una implantación de libertinaje y desenfreno, de desorden y depravación.

El lastimoso estado en que dejaron, tras sus años de gobierno, la educación y sanidad públicas no les impide lanzar las más estrambóticas promesas como si hubieran tenido otro objetivo que implantar la religión para todos, favorecer descaradamente los centros “concertados” y privatizar la atención sanitaria.

Su irresponsabilidad de meternos en una guerra en la que no teníamos arte ni parte, colaborando con las mentiras que prendieron la mecha del conflicto iraquí, los señala como unos de los gestores más nefastos que hemos tenido en política internacional.

Olvidado todo eso en campaña, de lo que se trata ahora es de buscar una imagen amable y sensata que engatuse al elector. Algo que infunda realismo no exento de sentimiento: “CON CORAZA Y CABEZÓN”

En Pamplona/Iruña a 26 de febrero de 2008
Juanito Monsergas

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