domingo, 28 de diciembre de 2014

GUASINTON


A la vista de la envenenada herencia que va a dejar el gobierno de UPN que ha hipotecado nuestro futuro y el de las siete generaciones venideras en concepto de deuda, intereses de esa deuda, IVAs, peajes en sombra, mastodónticas construcciones inservibles, compromisos de urbanización de ciudades inexistentes, etc., el abajo firmante, amén de poner una vela a Santa Rita patrona de los imposibles, quiero proponer al próximo gobierno foral que resulte elegido en las próximas elecciones autonómicas, una solución que, haciendo de la adversidad virtud, remedie el generosos saco de “patatas calientes” con el que ha de tener que lidiar la próxima legislatura.

Ya que el ejecutivo ha aprobado el PSIS de Guendulain, comprometiendo el dinero de las arcas forales para la urbanización de los más de tres millones de metros cuadrados de dicho paraje y, dado que la venta de las 19.000 viviendas allí proyectadas dependa de la demanda producida por una invasión alienígena que aligere nuestro parque inmobiliario, estimo que sería más sensato que el Gobierno de Navarra recompre dichos terrenos y, previa creación de una gerencia específica, los dedique al cultivo y comercialización de marihuana que atraiga a fumetas nacionales y extranjeros, rentabilice las 411 hectáreas, libere a bancos, promotores y constructores de construir unos pisos que quizá compren nuestros tataranietos, sirva de fuente de ingresos que aligere nuestra más que preocupante economía y proyecte al mundo una imagen de nuestra peculiar y diferenciada idiosincrasia.

Calculando una producción de un kilogramo de hierba por metro cuadrado y al irrisorio precio de un euro por gramo, descontando los espacios libres necesarios para el cultivo, manipulado y recolección del artículo, podemos calcular un rendimiento de dos millones y medio de kilos con un volumen de negocio de más de dos mil quinientos millones de euros.

Suponiendo que sólo se hiciera una cosecha anual (que a nada que el tiempo acompañe podríamos duplicar), el primer año, descontando los costes de producción y pagando a los jornaleros siete veces el salario mínimo interprofesional, generaría unos beneficios suficientes para pagar la deuda de Osasuna, terminar el pabellón Navarra Arena, construir el Museo de los Sanfermines, sufragar los terrenos al doble de lo que, generosamente, se pagaron en su momento, hacer frente a los intereses de la deuda y al peaje en sombra y eliminar los recortes en Sanidad y Educación para la próxima legislatura.

El segundo año podríamos saldar los 1.500 millones del IVA de Volkswagen, el tercero arremeter contra la deuda que atenaza nuestro futuro y, a partir del cuarto, resucitar el buque insignia de la economía navarra: La CAN... NABIS. ¿Y quién mejor para llevar adelante proyecto tan holístico, ilusionante y pleno de sinergias que el ejecutivo más clarividente e iluminado de todos los navarros Enrique Goñi?

Esperemos que la calidad del producto sea tan exquisito e impactante como el que se debió de fumar cuando acometió el plan de expansión que llevó a la entidad de ahorro de esta autonomía uniprovincial de 600.000 habitantes a la conquista del mercado mundial y a codearse con la élite financiera en Guasintón.

Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas.

1 comentario:

  1. Yo propondría, dado el clima que tenéis por estos lares, aumentar algo la inversión cultivándola en inverbaderos. De esa manera se asegurarían más de una cosecha al año. Es más si sembraran la denominadas autoflorecientes la cosecha anual subiría exponencialmente.
    En esas circunstancias si que me apunto a veranear en Pamplona. Y además seguro que la venta del producto durante los Sanfermines aumentaría de forma brutal la recaudación. Eso sí, no sé si se darían cuenta que llegan los toros por detrás.

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