viernes, 26 de diciembre de 2014

SERMÓN


Por si no tenemos bastante con el alegre repicar de las campanas catedralicias (once, encabezadas por la “María”, la más grande de España, 12 toneladas de soberbia audible a 14 kilómetros de su badajo) así como las innumerables que culminan parroquias e iglesias de esta gloriosa ciudad, atronando al vecindario con su generoso tañir en tan abundantes celebraciones, el Ayuntamiento pamplonés no ha tenido mejor ocurrencia que ceder la plaza consistorial, en fecha tan señalada como el día de navidad, a una secta evangélica para que amenice nuestro descanso con sus atronadores altavoces y sus fundamentalistas gorgoritos.

A las habituales expresiones de piadosa devoción que pueblan nuestro calendario y calles, hay que añadir ahora la largueza de nuestra “aconfesional” alcaldía concediendo el punto cero de la ciudad a una facción religiosa para que haga proselitismo de sus particulares, anacrónicas y dogmáticas soflamas.

No es la primera vez que el ayuntamiento nos retrotrae a épocas arcaicas con homenajes marianos, triduos de desagravio y veneraciones trasnochadas, dignas del más rancio estilo nacional-católico que ensombrece la memoria de nuestros mayores y desconcierta a las nuevas generaciones en este mundo tecnológicamente avanzado y científicamente esclarecedor. Si fueran de otro credo, la valoración para ceder la plaza pública más emblemática, calibraría su utilización con distinta generosidad.

Para que luego digan que no existe la máquina del tiempo: este ayuntamiento la ha descubierto, lástima que sólo funcione hacia atrás.


Suyo, afectadísimo: Juanito Monsergas

1 comentario:

  1. que poco romántico eres amigo, con lo bien que quedarías en un balcón de la calle mercaderes con un huevo pintado en rojo y otro en verde ( eso sí, fosforitos y que se vean de noche) para acompañar a los que hacen los gorgoritos.
    Si te da frío ponte un gorro de papa noel, siempre ayuda

    ResponderEliminar