miércoles, 19 de septiembre de 2007

CONDENADA VIOLENCIA

No entiendo esa fijación por que condenen la violencia. Parece que el marchamo democrático se diera gracias a una declaración solemne de condena de la violencia y que todas nuestras dudas sobre sus buenas intenciones se diluyeran una vez hecha la grandilocuente declaración. Además, no vale ni reprobar, ni deleznar, ni repudiar, ni rechazar: hay que condenar.

Y digo yo: ¿Y si condenan, ya les podremos creer? ¿Es acaso garantía de que no usan, no usarán, la fuerza para imponernos su dominante criterio? ¿Serán sinceros respetando la legislación vigente, acatando como única arma la palabra en igualdad de condiciones, defendiendo dialectalmente cualquier pretensión política? ¿Podemos creer que nunca más van a utilizar la violencia para quebrar la voluntad popular? ¿Nos podemos fiar de su palabra para que no recurran a las armas cuando la mayoría les lleve la contraria? ¿Acatarán la decisión mayoritaria expresada en las urnas?

Más creo que deberían demostrarlo en el quehacer cotidiano y si alguno de ellos delinque, aplíquense las leyes e insten a la fuerza pública y a la judicatura para que actúe en consecuencia.

- “Hombre -se me dirá- es un primer paso para que se desliguen de la razón de la fuerza y así ANV, Batasuna, el PCTV, Herritarrok, puedan participar del juego democrático...”
- “¿Cómo? ¡Ah!, bueno... yo creía que estábamos hablando de UPN/PP y la dictadura franquista, pero también podría servir para esos...”

En Pamplona/Iruña a 18 de septiembre de 2007
Juanito Monsergas

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