miércoles, 5 de septiembre de 2007

MI DERECHO A OBJETAR


Los obispos y la clericalla, al alimón con ciertas asociaciones retrógradas de padres de alumnos y directores de centros concertados se oponen a la implantación de la asignatura de Educación para la Ciudadanía.

Eufemísticamente dicen que “objetan” para llamar a la desobediencia en el estudio de la materia fijada por el Ministerio de Educación. No deja de ser paradójico que, quienes han adoctrinado en la fe cristiana a generaciones enteras de ciudadanos sin permitir el más mínimo atisbo de disidencia, apelen a la libertad individual para enfrentarse a la tibia asignatura convivencial.

Y es de suponer que una vez conseguido su objetivo (o incluso sin esperar a ello) lo siguiente será, en base a su peculiar interpretación del libre albedrío, pretender imponer el creacionismo frente a las leyes de la evolución o equiparar sus “santas reliquias” a los huesos de Atapuerca.

Mientras tanto los médicos navarros (¿todos?) se niegan a practicar la interrupción voluntaria del embarazo en los supuestos autorizados por la ley, objetando que dicha práctica choca contra sus principios morales.

Dada la alegría con que esta gente se salta a la torera las normas de obligado cumplimiento (con total impunidad, dicho sea de paso), yo voy a empezar a hacer lo mismo y de momento, llamaré a la desobediencia civil en la asignatura de historia, de cuya interpretación difiero totalmente, objetaré de mi correspondiente pago de impuestos (ya que mi moralidad reprueba el uso que se da a los tributos), voy a negarme a hacer mi trabajo (pues mi conciencia choca con el uso que se da a mi esfuerzo laboral) y me declararé insumiso a la ley vial (si tengo un coche que puede ir a 200km/h no voy a contentarme con menos).

Cuando el juez se interese por los motivos que me han llevado a incumplir la ley, alegaré que mi moral me prohíbe acatar el Código Penal, que mi libertad de conciencia me impide cumplir condena en un centro penitenciario y que no reconozco otra autoridad que la emanada de mis creencias religiosas.

Con un poco de suerte, el magistrado es también objetor y me libro de la “trena”.

Juanito Monsergas
En Pamplona/Iruña a 5 de septiembre de 2007

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