domingo, 14 de septiembre de 2008

NOTICIAS


La habitual sequía informativa veraniega, con referencia obligada a los Manuscritos del Mar Muerto (¡Como si la polémica estuviera sólo en descifrarlos y no en su interpretación!), la estética operación de una princesa (craso error desfigurar una nariz de carácter) o la edificante encuesta de consumo de cerveza per cápita, se ha visto enriquecida por la crisis económica, la invasión de Georgia, las Olimpiadas y la tragedia del avión de Spanair (errare humanum est).

Cuesta aceptar que centenar y medio de accidentados invadan los informativos durante días, (con exhaustiva profusión de detalles para regocijo del general morbo y sufrimiento de familiares) y apenas se dé una ínfima reseña al asesinato de más de setenta niños y mujeres en un ataque de las tropas estadounidenses en Irak, o que 22 adultos en paños menores, persiguiendo desaforadamente una pelota copen un tercio del periódico, o que alguien concentre su éxito vital en arañar unas décimas de segundo para correr 90 metros, pero los gustos del respetable parecen ser los que son.

Afortunadamente empieza el curso y los políticos retoman su protagonismo, los gentiles volvemos a trabajos y escuelas y... ¡Comienza la Liga!.

Por fín podremos escuchar las sesudas declaraciones de enriquecedora enjundia de nuestros modernos gladiadores, con esos jugosos comentarios que diseccionan los entresijos del torneo. “Si hubiéramos marcado un gol más que ellos habríamos ganado”. “Nuestro objetivo es la victoria”. “Hemos perdido porque nos han metido más goles”.

Es obvio, pero parece que lo necesitamos para relacionarnos socialmente, resistir los embates de la vida y tener un universo de ilusión. Siento envidia de la afición por el fútbol, los pormenores de la prensa rosa o la verborrea de vendepeines de la casta política. ¡Cómo me gustaría que me interesasen lo más mínimo!

Aun así, sigo pensando que, paradójicamente, los raros somos mayoría.

En Pamplona/Iruña a 14 de septiembre de 2008
Juanito Monsergas

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