domingo, 23 de marzo de 2008

SEBASTIÁN: NO TIENES CURA


Aprovechando que sigo figurando en los archivos como perteneciente a la Iglesia católica, apostólica y románica (S.XIII) a pesar de haber perdido hace muchos años la fe que me incrustaron siendo niño, me decido a escribir estas torpes líneas.

En primer lugar quiero protestar por el eco que los medios de comunicación hacen de las declaraciones episcopales, sirviendo de altavoz a las insensateces y ocurrencias de estos sinfundamentalistas impenitentes. Si quieren aleccionar a sus fieles que lo hagan a través de sus publicaciones y no en la prensa que se supone laica.

El mandamiento que resumía los demás (amaos los unos a los otros...) no puede estar mejor representado en el símbolo de la cruz (tantas veces convertida en espada) con un cuerpo azotado, recubierto de espinas, lanceado y chorreando sangre.

Su visión de la maternidad no puede ser más estrambótica venerando, precisamente, a una virgen para tal evento. El dios que engendra en una mortal al héroe está suficientemente documentado en todas las mitologías. Podría servir hace dos mil años, pero ahora...

Y no hablemos de las interpretaciones sobre los bienes terrenales y la acumulación de riquezas: el Vaticano y sus finanzas da la medida de lo que entiende la jerarquía católica por las enseñanzas de “reparte todos tus bienes y sígueme porque mi reino no es de este mundo”.

Yo, Sebastián, te deseo una larga vida y muchos achaques y enfermedades para que puedas llevar a cabo tu mortificación. Predica con el ejemplo y espero que no te falten padecimientos. Lástima que lo de la otra vida y el juicio de dios, como tu y yo sabemos, es pura filfa: nada me haría más feliz que tuvieras que rendir cuentas por tu soberbia, odio, vanidad, avaricia, mentiras e intransigencia.

En Pamplona/Iruña a 23 de marzo de 2008
Juanito Monsergas

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