domingo, 29 de junio de 2008

BODAS INCONVENIENTES


La policía ha detenido recientemente varias bandas dedicadas a organizar matrimonios de conveniencia entre españoles y extranjeros para conseguir autorizaciones de residencia a cambio de una compensación económica.

Al margen de la ilegalidad de la gestoría dedicada a estos menesteres, cabría preguntarse si existe un matrimonio que no sea de conveniencia. Que no nos casamos por amor es un hecho, dado que el matrimonio es un acuerdo fundamentalmente económico, una sociedad de bienes y para amarse no hacen falta papeles. Hay quien se casa porque los padres les ponen la cocina o la entrada del piso y porque los invitados a la ceremonia y posterior cuchipanda van a apoquinar 200 euros del ala cada uno.

Y ya que hablamos de uniones amañadas ¿No está la historia plagada de este tipo de enlaces entre la realeza? ¿No habría que revisar los esponsales de la nobleza?

No estaría de más que el celo policial se extendiese a esas otras bodas en las que el enamoramiento no deja de ser una suposición asaz improbable: ¿Qué me dicen de las bodas de Marujita D., Camilo José C. o sin ir más lejos la de Flavio B. (por mucho Agh Agh invitado al evento que haya), cuyos cónyuges han tenido que sufrir necesariamente un ataque de oligofrenia espasmódica o una melopea de las que dejan secuelas de frenopático para pronunciar el sí, quiero? ¿No es eso una boda de conveniencia? ¿Detendrán al Celestino que los puso en contacto? ¿Pretenden convencer a alguien de que se casan por sus huesos?

Con amores tan entrañables creo que voy a necesitar una ración extra de mis cápsulas gastrointestinales.

En Pamplona/Iruña a 28 de junio de 2008
Juanito Monsergas

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