jueves, 12 de junio de 2008

CRISIS? WHAT CRISIS?


La UE ha aprobado una directiva que permite a sus estados miembros negociar individualmente los horarios laborales hasta las 60 o 65 horas semanales. Esto, unido a las previsiones de jubilación a los 75 años, la liberalización de los contratos (basura) y el abaratamiento del despido, augura un panorama nada halagüeño.

Olvidadas las 35 horas semanales de trabajar menos para trabajar todos, las víctimas del 1 de mayo de 1886 que consiguieron las 8 horas para trabajar, 8 horas para dormir y 8 horas para vivir, se tienen que estar removiendo en sus tumbas.

La bonanza económica que ha permitido a las empresas incrementar sus beneficios año a año, parece remitir y cabría preguntarse, dado que el ratio de producción por puesto de trabajo era satisfactorio, qué ha cambiado para que haya que incrementar casi un 50% las horas de trabajo.

A esas mismas empresas que, lejos de extender sus normativas a las de los países más desfavorecidos pretenden equipararse con ellas a la baja, sólo les falta reducir la edad de contratación permitiendo la explotación infantil, fomentar los contratos individuales suprimiendo el papel de los sindicatos y ponernos en la tesitura del sálvese quien pueda.

Mientras la mayoría de los asalariados ven reducir su poder adquisitivo por el alza de precios (gracias a la referencia engañosa del IPC ponderado), los grandes ejecutivos no tienen ningún reparo en multiplicarse los sueldos hasta cantidades astronómicas y blindarse los contratos con clausulas millonarias, a la vez que emplean todo tipo de triquiñuelas para escaquear impuestos, cuando no delinquen directamente, sabiendo que el castigo se diluirá como un azucarillo en el agua o prescribirá. Si la vía penal va lenta imaginen como va la administrativa.

Dado que la pertenencia al selecto club europeo nos va a acarrear medidas tan retrógradas y salvajes, quizá nos tengamos que plantear el retorno del costoso ejército de funcionarios que tenemos desplazado en Bruselas y que, visto lo visto, lo mismo daría destinarlo al estudio del vermouth playero y la deconstrucción de las gambas chiringuiteras. Nos ahorraríamos una pasta en dietas.

En Pamplona/Iruña a 12 de junio de 2008
Juanito Monsergas

No hay comentarios:

Publicar un comentario