martes, 24 de junio de 2008

SANFERMINLAND


Como ciudadano de la nunca suficientemente ponderada Pamplona y, puesto que anda en ciernes el desembolso de una bonita suma de dinero para dotar a la capital del reino de un flamante museo de los sanfermines, quiero aportar mi granito de arena con una sugerencia que espero proyecte al mundo nuestra singularidad, transmitiendo a nuestros visitantes la complejidad y riqueza de nuestras celebraciones y festejos.

Nada de contentarnos con un recinto donde se expongan los consabidos paneles descriptivo-explicativos, los timbales del tercio de varas, estáticos gigantes y kilikis, botas de mol con patina de motilzarra, fotos de Hemingway con Ava Gardner o unas alpargatas reventadas de tanto bailar y con un hedor que me río yo del gas mostaza.

Se trata de reproducir en San Cristobal el casco viejo pamplonés cual Cinecittá, de poliéster o cartón piedra, donde recrear el ambiente festivo con bares donde te puedan pegar una clavada de órdago a la grande, procesión y txupinazo diarios (Corporación de autómatas incluida ¿quién va a notar la diferencia?), encierros cada hora con toros resabiados, riau riau (a ser posible con guardias virtuales), baño de multitudes desde la duplicada estatua de Navarrería o atracciones pugilísticas de fin de semana. Y un funicular hasta la Plaza de Toros.

Los turistas que se acerquen a esta ciudad podrán disfrutar de unas fiestas sin igual en cualquier época del año y los de casa ya no pediríamos más. Es más, creo que acabaremos entonando el pobre de mi, pobre de mi, que no se acaban las fiestas de San Fermín. No va a haber cuerpo (ni bolsillo) que lo resista.

En Pamplona /Iruña a 24 de junio de 2008
Juanito Monsergas

No hay comentarios:

Publicar un comentario