martes, 26 de junio de 2007

*LA MATÉ PORQUE ERA MÍA

Los medios de comunicación (y se supone que el gobierno y nosotros, la población) están preocupadísimos por el terrorismo. Sin pretender quitar importancia a la violencia política, la comparación de víctimas (número, tratamiento, medios para combatirla, etc.) resulta abrumadoramente desigual con la denominada violencia doméstica (y quiero incluir aquí no sólo la violencia de género, sino también el maltrato a menores, a mayores... la cotidiana, vamos, la de puertas adentro del hogar) .

Me parece que las instituciones estatales no hacen lo suficiente ni ponen los medios necesarios para combatir esta lacra, que tanto tiene que ver con una herencia cultural y una educación no tan lejana, del machismo que consideraba a los hijos y a la mujer como propiedad del “cabeza de familia”.
Supongo que la asignatura que ahora se quiere impartir en los centros docentes de “Educación para la Ciudadanía” incidirá en esta problemática del abuso de la fuerza en las situaciones de conflicto, pero estoy convencido de que con la teoría no basta.

Está muy bien que se haga un “Día de la Paz”, que nuestros escolares recorten una paloma blanca, que se suelten globos y que se hagan declaraciones tan bien intencionadas como de escaso éxito, pero de poco servirá si en las aulas no se practica el diálogo, no se debaten los casos de abusos en el grupo y no se discuten en las clases las disputas (también para aprender a defender el propio criterio), enseñándoles de una forma práctica a solucionar las desavenencias civilizadamente y a respetar al que tenemos al lado.

No hay soluciones milagrosas ni podemos pretender que se solucionen los problemas de un día para otro, pero es la forma de dar pasos en firme hacia una sociedad más tolerante y respetuosa.

La teoría está muy bien, pero nuestros hijos copian lo que hacemos, no lo que decimos que hacemos y mucho menos lo que les decimos que tienen que hacer.
No entiendo de leyes pero quizá, quienes mejor podrían evaluar este tipo de delitos, fueran los jurados populares.

En Iruña/Pamplona a 25 de junio de 2007
Juanito Monsergas

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