martes, 26 de junio de 2007

*REYES Y PRINCESAS


Muchos navarros y navarras se sienten orgullosos (desde distintos y hasta antagónicos puntos de vista, bien es cierto) de nuestro pasado glorioso como reyno independiente. La gallardía y bondad de nuestros reyes y nobles en la loable defensa de nuestros intereses, identidad y fueros sucumbieron engullidos por la fuerza de las armas de los reyes vecinos. Algunos dicen que la pérdida de tan regia condición nos ha acarreado a la población de este territorio perjuicios tales que, incluso a día de hoy, son la principal causa de nuestros males sociales, políticos y económicos.

Se reivindica un modelo organizativo de bondad incuestionable y se argumenta que las pretensiones sociales de la actualidad, tienen su fundamento, no ya en la propia esencia étnico-cultural y/o la voluntad de los ciudadanos (eligiendo qué quieren ser y cómo organizarse), sino en derechos inalienables que nos corresponden por lo que se supone que fuimos.

Los sustanciales cambios sociales habidos desde entonces, no parecen haber hecho mella en el
carácter singular de nuestros reales ancestros, cuya oposición a ser conquistados, por lo visto, fue ajena a querer perpetuar sus privilegios de clase (alta).


Así pues, sus iniciativas estarían encaminadas a proteger y cuidar al pueblo llano, las levas no serían forzosas, se tendrían en cuenta los derechos de los más desfavorecidos, las decisiones que tomaban los jurisconsultos de la época serían respetuosas con la gente y el medio ambiente, no habría abusos, las leyes y condenas aplicadas serían justas y equitativas, no habría derecho de pernada, el tratamiento dado a la mujer y los hijos nada tenía que envidiar al actual y, en definitiva, nuestros gobernantes de entonces, amparados por la inefable autoridad emanada directamente de dios y sus atributos, hicieron que la vida en aquella época fuera, incuestionablemente, mejor que ahora. Una auténtica ganga, vamos. Visto el fervor con que algunos descendientes de su plebe reivindican su memoria, debían de ser una nobleza y unos reyes como jamás ha habido en el mundo (y si digo jamás es eso lo que quiero decir).


Y es que, cuando alguien me menta el tema de la nobleza (la de blasón, apellido, hacienda y cargo) recuerdo la adivinanza que me planteó un amigo, hace ya algún tiempo:


¿Qué le dijo la compresa a la princesa?... Con que azul ¿eh?


En Iruña/Pamplona 26 de junio de 2007

Juanito Monsergas

El maqueto universal

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